Por Juan Bolívar Díaz
Contrario a lo que algunos piensan no son tantos los cambios que se implementarán el próximo 16 de mayo en el sistema de votación como para que la ciudadanía no pueda asimilarlos en una campaña educativa para la cual todavía restan tres meses y medio.
La responsabilidad de instruir a los electores no descansa tan solo en la Junta Central Electoral (JCE), sino también en los 21 partidos políticos, un movimiento provincial y tres municipales autorizados para la presentación de candidaturas, así como en los medios de comunicación en general.
Por de pronto el país aparece sumergido en una vorágine que envuelve a decenas de miles de activistas políticos que se disputan los dos mil seis puestos electivos que estarán en juego en los comicios congresionales y municipales a efectuarse en 32 provincias, 125 municipios y 23 circunscripciones electorales, estas últimas como novedad del proceso.
Las circunscripciones
Para estas elecciones rige por primera vez la división del Distrito Nacional y 7 provincias en circunscripciones, como forma de reducir el gigantismo que afecta a las demarcaciones provinciales con más de 250 mil habitantes, en virtud de la resolución 5-2001 de la JCE.
Aparte de las tradicionales objeciones de los delegados políticos a colores y símbolos partidarios y a su colocación en las boletas electorales, lo resaltante esta semana en una reunión de consulta auspiciada por la JCE, fueron las objeciones a la campaña educativa recién iniciada.
Varios delegados políticos coincidieron en considerarla poco instructiva y de menor impacto y de ahí ya algunos concluyeron precipitadamente que será “muy difícil” que la ciudadanía asimile los cambios.
Las circunscripciones electorales, 23 en total, establecidas para las mayores concentraciones urbanas del país, están localizadas en el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, La Vega, Duarte, Puerto Plata y San Juan de la Maguana.
La mayor cantidad de circunscripciones, seis, están en la nueva provincia Santo Domingo, que contiene cuatro municipios: Santo Domingo Norte, Este, Oeste y Boca Chica. El DN tiene 3 circunscripciones, al igual que Santiago y San Cristóbal, y dos en cada una de las restantes 4 provincias subdivididas.
El aporte de las circunscripciones es que acerca los electores a los candidatos y se supone que también a los elegidos. Por ejemplo el caso del antes hiperinflado DN, que en 1998 eligió un solo senador y un solo síndico, pero a la vez 44 diputados y 88 regidores con igual número de suplentes. Ni el más diligente y ágil de los electores podía disponer de tiempo para leer la lista de candidatos que se le presentaba.
Lo que era el DN comprende ahora una nueva provincia con cuatro municipios, y elegirá dos senadores y cinco síndicos y vicesíndicos. Los 88 regidores y sus suplentes se han dividido entre el DN y sus cuatro municipios. Serán los mismos por circunscripciones municipales, aunque en el futuro también deberán subdividirse, según la ley electoral.
El voto preferencial
El gran cambio radica en la distribución de los diputados, 18 de los cuales serán electos en las tres circunscripciones del Distrito, a razón de 6, 4 y 8, respectivamente, y la provincia Santo Domingo tendrá 26 diputados distribuidos en 4 circunscripciones de 5 y otras dos con 3 diputados cada una.
Al votar en cualquier mesa el elector enfrentará casi la misma situación que en las elecciones congresionales y municipales anteriores o que en las 24 provincias sin circunscripciones. Recibirá dos boletas con nombres, colores y símbolos de los partidos y nombre de los candidatos. En una deberá votar en bloque por senador y diputados, con una sola escogencia y en la otra por síndico, vicesíndico, regidores y suplentes de regidores.
Que sea en una nueva circunscripción o en las 24 provincias que se mantienen intactas, el ejercicio de escoger será idéntico. La única diferencia por el momento es que la lista de los diputados será menor en las nuevas circunscripciones, y por lo tanto más fácil de identificar los candidatos preferidos.
Y la gran novedad es que en todos los colegios electores, bajo circunscripciones o no, se podrá escoger el diputado preferido. Es decir que serán los electores quienes dirán cuáles salen electos, y no como antes que dependía del orden en que estaban en las listas.
El voto preferencial es opcional, después que el elector haya escogido el partido por el cual vota. Y si no marca ningún candidato a diputado en particular, su voto de todas formas le será sumado al partido por el cual sufragó. Para el escrutinio, primero se determinará cuántos diputados obtuvo cada partido y de sus candidatos cuáles recibieron más votos preferenciales, independientemente del ordenamiento del listado.
El beneficio del voto preferencial es que aumenta el nexo de los representantes con sus electores. Según la ley electoral no pueden mudarse de la circunscripción. Los que quieran hacer carrera legislativa tendrán que mantenerse en gracia, tratar de represwentar a quienes los eligieron.
Ofrece la oportunidad a gente valiosa de la comunidad de optar por una curul de diputado por sus méritos personales, independientemente del partido. El sistema abre mayores posibilidades a los grupos políticos emergentes en cuanto a obtener representación congresional, aunque no significa que vaya a poner en picota el clientelismo político que practican los partidos dominantes.
Aunque muchas no lo han visto así, las mujeres tendrán más posibilidad de apelar al voto femenino por las candidatas. La JCE ha reiterado que hará cumplir la cuota del 33 por ciento, por la cual cada partido tendrá que incluir a 53 mujeres en el total de las 15º candidaturas a diputados que habrá en mayo próximo.
Aporte de los partidos
Aunque existe la tendencia a subestimar la capacidad de la ciudadanía dominicana para asimilar los cambios en el sistema electoral, lo cierto es que nunca el voto nulo ha sido muy significativo, a no ser en las elecciones de 1986 cuando decenas de miles marcaron la misma candidatura dos veces y la JCE había resuelto que en tal caso se anularía el sufragio. El error no fue de los electores, sino de la norma, por cuanto el voto doble por el mismo candidato no debió nunca ser motivo de anulación, como no lo es desde hace varios comicios.
Los medios de comunicación y los partidos tienen también una cuota de responsabilidad en la orientación de los votantes, especialmente estos últimos que este año recibirán 309.4 millones de pesos del presupuesto nacional con motivo de los comicios. Suma bien superior a los 224 millones recibidos en el 2000 para las elecciones presidenciales.
Para las congresionales y municipales de 1998 recibieron sólo 171 millones de pesos, poco más de la mitad de lo que percibirán ahora. El aporte eqivale al 0.5 por ciento de las recaudaciones nacionales, en los años de elecciones, la mitad en los demás.
Si se diera crédito a las matrículas que reportan los partidos, ellas solas serían muy superiores a la votación que se puede esperar para los próximos comicios. En los similares de 1998 votó el 49 por ciento de los electores.
En la actualidad el Partido Revolucionario Dominicano reivindica una inscripción de millón y medio de personas, el Reformista Social Cristiano un millón 200 mil, y el Partido de la Liberación Dominicana 530 mil. En total 3 millones 230 mil.
Como los electores estarían por los 4 millones 600 mil, la matrícula partidaria sería del 70 por ciento.La campaña electoral de los partidos garantiza que será asimilado el método del voto preferencial que será la única diferencia en la votación. No debe dudarse que en tres meses y medio se logre el objetivo.-
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Más de 100 mil aspirantes
Es difícil estimar el número de ciudadanos y ciudadanas que se han lanzado tras uno de los 2006 puestos electivos en juego en las próximas elecciones. Son 787 candidaturas para regidores e igual número de suplentes, lo que suma 1574, aunque las suplencias no parecen ser perseguidas. Hay también 125 sindicaturas y vicesindicaturas. 150 diputados o diputadas y 32 senadores o senadoras.
El total de municipios se incrementa esta vez de los 115 que había en 1998 a 125, diez nuevos, cuatro de los cuales corresponden a la provincia Santo Domingo, salida del DN.
Si los 21 partidos reconocidos llevaran candidaturas independientes, el total sumaría 42 mil 126. Con un mínimo de 3 aspirantes por cada puesto, pasan de 126 mil los precandidatos que se mueven por todo el país.
Desde luego, no habrá 21 candidaturas en cada boleta. Se espera que se reduzcan a no más de 10 ó 12, puesto que unos 6 irán aliados al PRD, y 3 al PLD. Trés de los emergentes de “la izquierda” irían aliados. No está claro aún si alguno establecerá alianza con el PRSC. Si fueran finalmente diez, los candidatos sumarían 20 mil sesenta.
Los aliados tentativos del PRD serían los partidos Quisqueyano Demócrata, de los Trabajadores Dominicanos, de la Unidad Democrática, Revolucionario Independiente, Alianza Social Dominicana y Nacional de Veteranos y Civiles. Con el PLD irían la Fuerza Nacional Progresista, el Bloque Institucional Social Demócrata y la Alianza por la Democracia.
El Movimiento de Integración, Unidad y Cambio, la Fuerza por la Revolución, y Nueva Alternativa están por cerrar una coalición. Se ignora el rumbo que tomaría la Unión Demócrata Cristiana y el Partido de la Unidad Nacional, recién reconocidos por la JCE.
Otro elemento difícil de estimar es cuánto costará a la nación esta elección. La JCE tiene presuopuestado este año 1085.7 millones de pesos. Y nadie puede saber cuánto aportarán los empresarios y los propios candidatos. Esta vez hasta los aspirantes a regidores han impreso afiches y colocado vallas y están haciendo campaña en las calles y hasta en los medios de comunicación. Algunos precandidatos a senadores, síndicos y diputados ya llevan gastados muchos millones de pesos, sólo en la lucha por la candidatura. El grueso viene después.-