La distracción continuista podría favorecer a Danilo

Por Juan Bolívar Díaz

En la medida en que se prolongue el esfuerzo por concretar el proyecto que procura la reelección del presidente Leonel Fernández se fortalecen las posibilidades de que Danilo Medina sea el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para los comicios del año próximo.

La distracción continuista ha impedido que varios aspirantes a la candidatura peledeísta se lancen definitivamente al ruedo y ahora se cree que el vicepresidente Rafael Alburquerque podría ser una  opción alternativa del primer mandatario, pero  estaría saliendo tarde.

Proyecto cuesta arriba.   Entre dirigentes, legisladores y funcionarios del PLD crece la conciencia de lo difícil y hasta traumático que podría resultar saltar por encima de la Constitución proclamada hace un año para abrirle campo a una repostulación del presidente Leonel Fernández, aunque la mayoría lo desearía.

A pesar de que se recolectan firmas para pedir la continuidad en el poder del doctor Fernández, son más cada vez quienes advierten lo escabroso que resultaría una repostulación, que incluso podría fracturar el partido de gobierno y el bloque de aliados y tropezar con un amplio frente nacional antireeleccionista.

Uno de los 24 senadores que firmó un documento adelantando respaldo a cualquier decisión que adoptara el presidente para las elecciones del 2012, a quien no se le conoce activismo por candidatura alguna, expresaba esta semana su firme convicción de que el doctor Fernández no jugará a la aventura continuista.

Son más cada vez  los dirigentes del PLD que restan posibilidades al proyecto y resaltan la escasa influencia que tienen sus promotores en el seno del partido oficial. Se refieren específicamente a los ingenieros Félix Bautista y Freddy Pérez, y a los legisladores más activos en la promoción del continuismo, en su mayoría provenientes del Partido Reformista, como son los casos de Adriano Sánchez Roa, Prims Pujals y Sonia Mateo, por demás representantes de provincias de mínimo peso electoral, como Elías Piña, Samaná y Dajabón.

Las tensiones van en aumento, al punto que una resolución  de reconocimiento al presidente Fernández por su gestión del año pasado, propuesta por Sánchez Roa el miércoles, sólo consiguió el voto de 16 de los 26 senadores presentes, todos electos en la boleta del PLD. Algunos consideraron que tal resolución no favorece la imagen del líder de su partido.

Un muro de rechazo.   Un pensante dirigente peledeísta reconoció que el proyecto reeleccionista ha tropezado con fuerte rechazo público, por sus implicaciones constitucionales, en sectores de influencia como la jerarquía católica, los expertos constitucionalistas, los grupos más activos de la sociedad civil y parte apreciable de la opinión pública, y que genera “discretas inquietudes en muy variados sectores empresariales”.

Acepta también que no podría contar con apoyo internacional y específicamente de Estados Unidos, al recordársele que el presidente Barack Obama le dijo abiertamente a su colega y amigo colombiano Álvaro Uribe, cuando intentaba burlar la constitución colombiana el año pasado, que dos períodos de gobierno son suficientes en la democracia.

Son muchos los que dudan que un hombre tan celoso de su imagen internacional, que ha invertido tanto tiempo, viajes y discursos en labrarla, vaya a transitar el camino al descrédito. Creen que el mandatario trata de ganar tiempo para evadir la alegada “soledad del poder”, que esta vez tiene poca validez, porque en todo caso Leonel Fernández quedará por todo el próximo período gubernamental con el liderazgo del partido y un poder sin precedentes en los órganos fundamentales del Estado, desde el Congreso y la Cámara de Cuentas, hasta el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte de Justicia, además de la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral,  y con una millonaria fundación personal, todo ello suficiente para seguir reinando y garantizarse la candidatura de su partido en el 2016.

También hay peledeístas que consideran que el mandatario gana tiempo, pendiente de ver si nuevas circunstancias políticas y económicas mejoran sus perspectivas, incluyendo la posibilidad de que la elección primaria del Partido Revolucionario Dominicano culmine en forma escandalosa o genere fragmentaciones que debiliten la oposición política.

 La fortaleza de Danilo.  Contrario a lo que muchos pregonan, Danilo Medina se ha manejado con acierto político al evadir la confrontación con el presidente Fernández, proclamando que cuando las turbulencias pasen y la nave se estabilice él saldrá adelante como candidato  pero de todo el PLD. De esa forma ha dejado margen para que lo acepten, pero también ha evitado que el poder del presidencialismo le redujera sus seguidores.

No ha dejado de trabajar por su candidatura, creando más de 300 grupos externos de apoyo en todo el país, y su paciencia y serenidad le han mantenido o ganado respeto y apoyo dentro y fuera de su partido.

Al restar posibilidades al reeleccionismo en las actuales circunstancias, uno de los estrategas de Medina señaló que el “divertimento” le ha reportado beneficios, porque incluso sacó de la pista a la primera dama que es la única que en algún momento apareció por encima de aquel en algunas encuestas. Sin Leonel Fernández, Danilo recibe alrededor del 50 por ciento de las preferencias. 56 por ciento en la de Hamilton publicada esta semana, y 49 por ciento en la última Gallup-HOY de diciembre.

Sin embargo, hay quienes  creen que bastará con que el presidente Fernández incline su liderazgo hacia Alburquerque u otro para que Medina quede descartado. Para ello tendría que lanzarse a hacer campaña, elevando el riesgo de confrontaciones que pongan en peligro la unidad de su partido, el poder que usufructúan y hasta su liderazgo. Esa corriente pregona que si Danilo gana la candidatura, no contaría con el respaldo del mandatario. Desde luego que sería menos entusiástico que con uno señalado por él, pero es absurdo plantear que preferirá que su partido salga del poder y todos los suyos pierdan sus empleos, negocios y canonjías. Los primeros que saldrían a apoyar a  Medina serían los más beneficiados del régimen actual, para protegerse  y, de ser posible, mantener privilegios.

Por demás el doctor Fernández es suficientemente calculador  y sereno como para saber que le será más fácil conservar todo el poder con que quedará si su sucesor es de su propio partido. A uno de la oposición le podrían llegar más tentaciones de disputárselo, puesto que dependería de él hasta para que el Congreso le apruebe un préstamo. Y por los cuatro años completos del próximo período de gobierno.

Después del primero…

El paso del tiempo podría convertirse en una trampa para un presidente Fernández a quien se atribuye “no querer ni pensar” en la posibilidad de que Danilo Medina sea el candidato presidencial de su partido, por haberse atrevido a desafiarlo para la candidatura del 2008.

A la fortaleza de la posición de Medina se atribuye el reciente lanzamiento del vicepresidente Rafael Alburquerque a la búsqueda de la candidatura presidencial del PLD.  Hace meses que se barajaba el nombre del veterano abogado y político, pero sólo semanas que aparecieron las primeras vallas proclamando que “desde que el mundo es mundo, detrás del primero va el segundo”, aunque fue con la llegada del año que él proclamó su decisión, condicionándola a que el presidente decline.

La distracción del movimiento continuista y la reserva del mandatario han impedido que otros dirigentes y funcionarios que aspiran a la candidatura presidencial compitieran abiertamente, como Franklin Almeyda, Francisco Domínguez Brito, Radhamés Segura, Francisco Javier y José Tomás Pérez. Este último es quien ha llegado más lejos promoviéndose abiertamente, aunque advirtiendo que se retira si el doctor Fernández decide repostularse. Es también, después de Medina y la primera dama Margarita Cedeño, quien mejor ha quedado en las encuestas publicadas, aunque todavía muy lejos.

Hay quienes dan por hecho que si no prospera el continuismo el presidente pondrá todo su liderazgo en apoyo de cualquiera que no se apellide Medina, preferiblemente su vicepresidente, un destacado profesional, de buena imagen pública, aunque de escaso liderazgo en el partido morado, del que fue uno de sus fundadores y su segundo secretario general, pero expulsado expeditivamente una década después por disentir del profesor Juan Bosch. Fue rehabilitado tras el ascenso al poder del PLD en 1996.

Pero de aquí a cuando se despeje la pista para que Alburquerque pueda desplegar  todas sus energías podría ser tarde para alcanzar a Medina. Se puede repetir lo ocurrido en el PRD para los comicios de 1982, cuando el presidente Antonio Guzmán quedó preso del delirio continuista que, sin prohibición constitucional, tropezaba con el liderazgo de José Francisco Peña Gómez, quien sostenía el antireeleccionismo como principio fundacional de ese partido. Fue muy tarde que el mandatario perredeista se convenció de que no tenía posibilidades y apoyó a su vicepresidente Jacobo Majluta, pero ya entonces Salvador Jorge Blanco había ganado la carrera.