La Agenda Nacional para el Desarrollo

Por Juan Bolívar Díaz

Un nuevo desafío a la capacidad de concertación de la sociedad dominicana, que debe ser estimulado con una buena elección de los dos jueces electorales                      

            Los participantes en el Diálogo Nacional convocado por el Presidente Hipólito Mejía podrían poner una nota altamente positiva en las actuales circunstancias si logran avanzar significativamente y en un plazo corto hacia el establecimiento de una Agenda Nacional para el Desarrollo.

Para esa importante tarea, las instituciones políticas y de la sociedad civil participantes en la concertación disponen de abundantes materiales contenidos en las propuestas que al efecto se han realizado en el pasado reciente, aportados por diálogos y comisiones gubernamentales de los gobiernos anteriores, así como por instituciones académicas, empresariales y sociales.

Desde luego, para que fructifique este diálogo es preciso que el Senado acabe de elegir los dos nuevos jueces electorales con el acierto necesario para que se refleje en plena superación del conflicto en torno a la Junta Central Electoral (JCE) y reafirme la capacidad de la sociedad dominicana para el entendimiento y la concertación.

Un mejor ambiente

Convocado el jueves 30, el Diálogo Nacional sesionó por unas 5 horas en un mejor ambiente que el que se registraba en octubre pasado cuando se instaló, tras convocatoria del presidente Hipólito Mejía y bajo la coordinación del Rector de la Universidad Católica Madre y Maestra, Monseñor Agripino Núñez Collado.

Entonces predominaba el ambiente de confrontación entre el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), su gobierno y las cámaras legislativas por un lado y los partidos de oposición y las instituciones de la sociedad civil más activas por el otro, originado en la elección de los 7 integrantes de la Junta Central Electoral, en la que predominó aplanadora del Senado, donde los oficialistas controlan 29 de las 32 curules.

El conflicto de la JCE concentró la atención en las dos sesiones de octubre, y de allí salió la fórmula de dividir en dos cámaras las funciones de la JCE y agregarle otros dos jueces para contribuir a lograr al menos un cierto equilibrio en su composición

Al reunirse este jueves los delegados de los partidos como los de las instituciones de la sociedad civil lucían más distendidos, aunque algunos, especialmente entre los delegados del Partdido de la Liberación Dominicana (PLD), todavía esperan la elección de los dos nuevos jueces para decidir su curso de acción.

El mediador Núñez Collado sin embargo, no guarda ninguna duda de que el Senado intepretará correctamente los signos de las circunstancias y hará una buena elección. Ese día llegó a pedir públicamente a partidos y sociedad civil que den oportunidad a los senadores para cumplir la tarea pendiente.

La presencia del presidente Hipólito Mejía y sus expresiones de respaldo al diálogo como instrumento para mejorar la gobernabilidad y la convivencia contribuyeron también a alentar el optimismo respecto a las tareas pendientes y al ambiente de entendimiento que predominó en la sesión.

De partidos y sociedad civil

Otro acierto fueron las exposiciones de los politólogos Diego Archard Canabal y John Biehl del Río, uruguayo y chileno, invitados por el rector Núñez Collado con patrocinio del Banco Interamericano de Desarrollo. Ambos disertaron sobre las relaciones entre los poderes públicos, los partidos y la sociedad civil a la luz de las experiencias latinoamericanas.

Llamaron la atención sobre la importancia del fortalecimiento de los partidos políticos como fundamento de la democracia y de la participación de los grupos sociales organizados como mecanismo de legitimación de la acción política y de aproximación a la solución de los graves problemas económicos y sociales de la región.

Los expositores partieron del diagnóstico de crisis del Estado, de la economía, de los partidos, y hasta de algunas instancias de la sociedad civil, como los grupos empresariales y sindicales, sin dejar de pasar por la crisis de las alternativas programáticas e ideológicas que durante la guerra fría representaron la socialdemocracia y el socialcristianismo.

Insistieron en la necesidad de “devolver la nobleza a la política”, tarea que corresponde en primer lugar al liderazgo político, pero también al de la sociedad civil, que debe estar convencida de que “fortalecer la estructura política es más importante que mejorar la estructura vial”.

La discusión que siguió a las exposiciones de los dos politólogos fueron revelaron claridad de metas, especialmente en los representantes de la sociedad civil, que al final terminarían pidiendo que se incorpore el presidente del Senado y algún delegado del Poder judicial al Diálogo Nacional.

En la sesión había estado el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Máximo Castro Silverio, en representación de la presidenta del organismo, quien se encontraba ausente del país. El presidente del Senado habría dicho que se incorporaría al diálogo luego que completaran la JCE, según expresiones del mediador Núñez Collado.

Temas para la agenda

            Durante las últimas dos horas, los delegados de una veintena de organizaciones políticas y otras tantas sociales, en su mayoría empresariales, se dedicaron a esbozar los temas que podrían integrar la Agenda Nacional para el Desarrollo. Y luego constituyeron una comisión integrada por sendos delegados de los tres partidos mayoritarios y uno por delegación de los emergentes.

Así mismo por la presidenta del Consejo Nacional de la Empresa Privada y un representante del Consejo de Unidad Sindical, el coordinador de Participación Ciudadana, y Ana Selman, del Programa de Fortalecimiento de las Organizaciones sin Fines de Lucro.

            Los comisionados presentarán, para una sesión a mediados de febrero, la metodología a seguir para establecer los temas de la agenda, discutirlos y aprobarlos. Pero de inmediato, los delegados comenzaron a señalar los elementos prioritarios.

            Hubo absoluto consenso en señalar la educación, la seguridad social, y una serie de reformas políticas, económicas y sociales.

            Entre las reformas políticas se incluyó las de Estado de derechos, seguridad ciduadana, Policía y Fuerzas Armadas; una ley de partidos políticos que instituya las relaciones partidos/Estado/sociedad civil. También un código anticorrupción, el plan nacional de competitividad los problemas energéticos y las relaciones con Haití.

            Las prioridades de la agenda nacional se trzarían en una reunión posterior y entonces vendría el desafío de lograr acuerdos. De lo que se trata es de crear un compromiso para dar continuidad a las políticas del Estado en orden a las prioridades y línea pactadas.

            La agenda tendría en cuenta un período de tiempo de ejecución que debería ser por lo menos de una década, independientemente del partido que ejerza el poder o controle las cámaras legislativas.

            Supone un gran desafío de concertación pero sobre todo una vocación para ejecutar lo consensuado. En la última década la sociedad dominicana ha arribado a numerosos consensos en materia de reformas, constitucionales, políticas y económicas. También para el combate a la pobreza, y para instaurar un régimen de seguridad, así como para los códigos de educación y salud.

            Sin embargo, muchos de los acuerdos han quedado en el aire o se han ejecutado a medias y a veces con distorsiones introducidas por los que han ejercido el poder central o legislativo.

            La Agenda Nacional para el Desarrollo viene siendo reclamada hace más de diez años y se conocen algunas propeustas, entre ellas la del Consejo Nacional de la Empresa Privada. En el Diálogo Nacional convocado por el gobierno del presidente Leonel Fernández también se demandó y esbozó.

Faltan elementos positivos

            En el escenario de preguerra que vive el mundo, reflejado en el país en aumentos del costo de lso combustibles y la energía, con su consiguiente inflación general, vendría muy bien un clima de mayor entendimiento entre los actores políticos.

            El primer paso que se espera es que el Senado acabe de elegir los dos jueces faltantes de la Junta Central Electoral sin dejar ninguna brecha a la reanudación de la confrontación política. Luego vendrá la tarea de constituir las cámaras de la JCE y sus integrantes y presidentes.

            Logros positivos en esa dirección son fundamentales para incentivar la concertación en el marco del Diálogo Nacional, pues fortalecerían la credibilidad en la capacidad de los líderes nacionales para transar y cumplir los acuerdos.

            La disposición del presidente Mejía y su estímulo a la continuación del diálogo para abordar la Agenda Nacional para el Desarrollo han alentado las expectativas de acuerdos, pero todos los dirigentes políticos y sociales miran hacia el Senado para ver si se logran materializar los anteriores, especialmente en cuanto a fortalecer la JCE con dos nuevos jueces que no respondan a intereses partidarios.

            Para buscar consensos y pactos el gobierno del presidente Mejía y el Congreso perredeísta ha estado siempre abierto, como se mostró con la seguridad social, la reforma de la Policía Nacional, para los códigos de salud, educación y monetario y financiero y recientemenete con el Pacto para la Esabilidad Económica firmado con el empresariado.

            El pacto para la reforma constitucional suscrito en septiembre del 2001 fue burlado y está en vías de ejecución el de la ley electoral que divide las funciones de la JCE. –