Hipólito y el PRD de mal en peor

  Por Juan Bolívar Díaz

Las encuestas publicadas esta semana ratifican la tendencia del último año que otorga al PLD amplias posibilidades de retornar al poder en el 2004

            Las encuestas publicadas esta semana indican que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y particularmente el presidente Hipólito Mejía van de mal en peor en las preferencias del electorado con miras a las elecciones presidenciales de mayo próximo y las perspectivas económicas no auguran nada mejor para los meses por venir.

            Es particularmente relevante el resultado de la encuesta Penn Schoen & Berland que otorga una cómoda posición al candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández, con un 58 por ciento de las preferencias para la primera vuelta de los comicios y 62 por ciento para la segunda, los más altos índices registrados en la historia de esas mediciones en el país.

            Con la percepción generalizada de que se ha terminado el tiempo para las garatas entre los líderes perredeístas, lo menos que estos podrían hacer es buscar un rápido acuerdo que necesariamente pasa por el abandono del proyecto continuista y lograr una nueva cohesión que deje definitivamente atrás las confrontaciones de los últimos meses.

Resultados apabullantes

               Los balances arrojados por las encuestas de Penn Schoen & Bertland y la Corporación CID Latinoamericana, no podrían ser más apabullantes para el PRD y su gobierno, superando las percepciones generalizadas de que el PLD se encamina a pasos firmes a recuperar el poder en las elecciones presidenciales del año próximo.

            En ambas investigaciones del mercado electoral el doctor Leonel Fernández registra intenciones de voto más que suficientes para ganar en la primera vuelta. En la Penn Schoen casi triplica las atribuidas al presidente Hipólito Mejía, a la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch y al doctor Rafael Suberví Bonilla, los tres perredeístas que mayores simpatías registran en las encuestas de los últimos años.

            Sin importar cuál de los tres sea el candidato presidencial del PRD, el peledeísta consigue el 58 por ciento. En sus respectivos escenarios, Ortiz Bosch y Suberví alcanzan 22 por ciento y el presidente Mejía sólo 20. Eduardo Estrella, el candidato del Partido Reformista Social Cristiano, apenas logra el 15 por ciento frente a la vicepresidenta, y el 14 por ciento si Mejía o Suberví fueran los nominados por el partido blanco.

            En la intención de votos por partido, el PLD pierde un punto para seguir dominando con 57 por ciento, mientras el PRD aumenta al 26 por ciento y el PRSC permanece en el 14 por ciento.

            En la encuesta de la Corporación CID, Fernández pasa también en la primera vuelta, en cualquiera de tres escenarios. Aquí aparece Hatuey de Camps en vez de Milagros Ortiz, con 12 por ciento, Suberví 15 y el presidente Mejía baja al 18 por ciento, mientras Eduardo Estrella obtiene 13, 14 y 15 por ciento.

            Cuando preguntaron la pertenencia o preferencia por partido, el PLD casi duplica al PRD, que consigue lo que podría ser su más bajo porcentaje desde la división de 1990, con un 22 por ciento, el reformista queda lejos con 10 por ciento, y un significativo 25 por ciento no sabe, no responde o dice que ninguno.

            Si quedara alguna ilusión para la segunda vuelta, la investigación de Penn Schoen la liquida, pues otorga un 64 por ciento al PLD, que casi vuelve a triplicar al PRD, que registra 23 por ciento, y 12 por ciento afirma que no votaría por ninguno.

            La CID Latinoamericana podrá merecer poco crédito, por cuanto es una firma de Costa Rica desconocida aquí, pero no así la Penn Schoen & Bertland, que es la más antigua de las empresas que realizan encuestas políticas en el país. Comenzó justamente en la campaña de 1982 cuando las hizo por encargo del sector externo que apoyaba la candidatura del doctor Salvador Jorge Blanco. Posteriormente las hizo para el PLD y en los últimos años para el diario El Siglo y luego para El Caribe.

            Esta vez la investigación de Penn Schoen fue ofrecida en rueda de prensa a todos los medios de comunicación, sin que se informara el contratante. Empero sus mediciones gozan de buena reputación porque en todos los casos se han aproximado a los resultados arrojados por las urnas.

Reafirman las tendencias    

            Estas dos encuestas reafirman las tendencias registradas por todas las conocidas en el último año, nada más que acentuando notablemente las ventajas que las anteriores y la percepción pública otorgan al PLD y reduciendo drásticamente las posibildiades del perredeísmo y el reformismo.

            Estas tendencias comenzaron a definirse desde septiembre del año pasado, apenas tres meses después que el PRD barriera en los comicios congresionales y municipales. El PLD apareció por primera vez en primer lugar en la encuesta de Penn Schoen publicada por El Caribe a mediados de septiembre del 2002, con registro de 33 por ciento frente a 28 del PRD. En marzo del 2002 la de Penn había favorecido al PRD 37 a 27 por ciento sobre el PLD, mientras el PRSC cosechaba un 24 por ciento.

            En la encuesta Hamilton para HOY publicada en febrero pasado, las preferencias del PRD cayeron del 40 al 29 por ciento, en relación a la anterior de esa firma de agosto del 2002. Mientras las del PLD ascienden del 24 al 34 por ciento.

            En marzo del 2003 la encuesta Gallup para Omnimedia mantuvo a Leonel Fernández como preferido por el 33.5 por ciento de los participantes. Entonces el segundo lugar lo ocupó Eduardo Estrella con 12.5 por ciento. Apenas el 6.8 por ciento dijo que votaría por Hipólito Mejía y el 6.3 por Milagros Ortiz Bosch.

            La última investigación de esa firma, en julio pasado, ya arrojó a Leonel Fernández como ganador en la primera vuelta con el 51 por ciento, casi el doble de lo que acumularon todos los precandidatos perredeístas. El presidente Mejía registró el 9 por ciento, Ortiz Bosch el 8, Subervi Bonilla 7 y Hatuey de Camps 3 por ciento. Eduardo Estrella apareció en segundo lugar con el 13 por ciento.

            Como se advierte, las preferencias del PLD y Leonel Fernández han estado en sistemático aumento, mientras las del PRD descienden vertiginosamente. En las dos últimas se reducen las posibilidades del candidato reformista.

No avanza el continuismo

            La encuesta de la Corporación CID registró apenas un 15 por ciento a favor de la continuidad del presidente Mejía en el poder, mientras 81 por ciento favorecía un cambio. Los resultados de Penn entregados esta semana no indican que se indagara específicamente sobre el continuismo, aunque sí implícitamente.

            Ya en la Gallup de julio el mismo 81 por ciento había opinado que el agrónomo Mejía no debía mantener su decisión de repostularse, y el 76.9 consideró que no tiene posibilidad de ganar las elecciones del 2004.

            Similares proporciones se han registrado en las encuestas auspiciadas por los precandidatos perredeístas y en otras no publicadas realizadas por encargo de partidos políticos.

            Todavía faltan más de 6 meses para los comicios y nadie puede asegurar que esas tendencias se mantengan, aunque se muestran firmes y las perspectivas económicas no favorecen la recuperación del PRD y menos la de quien encabeza ela ctual gobierno.

            A lo largo del año que declina los voceros gubernamentales han confiado en golpes de efecto que revertirían el declive, pero hasta el momento todo ha quedado en ilusiones. En algún momento se esperaba que la guerra de Irak y el envío de tropas dominicanas darían un gran respaldo de Estados Unidos y hasta se especuló sobre condonación de deuda.

            Después las esperanzas fueron cifradas en el éxito de los Juegos Panamericanos, más tarde en que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional aliviaría considerablemente la crisis económica, y el mismo permanece ahora en suspenso, mientras el peso ha vuelto al más de 35 por dólar. La última expectativa estuvo puesta en el “palo” de la compra de las distribuidoras de energía, pero prosigue impertérrita la crisis energética.

            Todo lo que ofrece ahora mismo el gobierno es mayores impuestos para tratar de cubrir el déficit fiscal de este año y el próximo, y eso en ninguna parte del mundo agrega simpatías electorales.

Y el rancho perredeista ardiendo

            Los devastadores resultados de las encuestas no pueden estar ajenos a la crisis que sacude el partido de gobierno, prolongada al menos por seis meses y aún sin perspectiva de un acuerdo para elegir candidato presidencial.

            Las encuestas de esta semana han causado impacto en dirigentes y precandidatos perredeístas, algunos de los cuales ya hace tiempo que dudan que tengan alguna posibilidad de recuperarse para revalidar el poder en mayo, cualquiera que sea el candidato.

            Pero cada día es más generalizado el criterio de que la peor inversión es la repostulación del presidente Mejía, por encarnar el gobierno al que se responsabiliza aún más de lo razonable de la profunda crisis financiera que ha desatado la devaluación e inflación que degradan la vida de la población.

            Todavía hay quienes creen que en algún momento el presidente y su grupo político intrapartidario quedarán convencidos de sus pocas posibilidades. Pero cada día que pasa es tiempo irrecuperable para levantar otra opción que por lo menos ponga en competencia al legendario partido blanco.

              Las contradicciones han llegado a un punto que sólo una declinación del proyecto continuista puede evitar una división del PRD que alejaría aún más sus remotas posibilidades para el 2004. En ese caso y asumiendo el presidente Mejía el papel de árbitro podrían comenzar a revertir el derrotero en que están sumidos.

             El gobierno sigue atrapado en el círculo vicioso de contener el gasto y seguir la disciplina del FMI, o afrontar mayores niveles de devaluación e inflación, lo que reduce al mínimo la magia del poder gubernamental con el que algunos han soñado.

             La tendencia de las encuestas indica que el tiempo se agota para el perredeísmo y que mantener la lucha interna y seguir esperando milagros sería un aventurerismo suicida.-