Espinas escollos y para las alianzas

Por Juan Bolívar Díaz
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El entusiasmo con que a principios de mes los tres grandes partidos veían las posibilidades de alianza para los próximos comicios congresionales y municipales ha chocado con espinas y escollos que por lo menos han reducido la velocidad de las negociaciones.

Han salido a flote las serias dificultades de concertar alianzas entre grandes con múltiples precandidatos y con boletas que tanto para el congreso como para los municipios son indivisibles, con el ingrediente adicional de que el voto preferencial para los diputados no garantiza fidelidades.

En los ámbitos del tercer partido del sistema, el Reformista Social Cristiano (PRSC), las cosas se han complicado por las fuertes divergencias internas que incluyen advertencias de que la organización podría sufrir nuevos desprendimientos en caso de una alianza con cualquiera de los otros dos partidos dominantes.

Frenazo en el PRSC

Las divergencias a lo interior del partido colorado son tan fuertes que obligaron a la dirección del partido a dar un frenazo en las negociaciones, al menos públicamente, y a adelantar el proceso para escoger sus candidatos en 13 provincias a partir del sábado 3 de diciembre. Aunque hay quienes creen que será difícil retomar el impulso que traían los ajetreos convencionales antes de que se iniciaran los cabildeos con las otras fuerzas políticas. Los ámbitos del reformismo hierven en especulaciones y versiones, algunas de las cuales consideran que la anunciada suspensión de las negociaciones es sólo táctica, mientras se llenan requisitos estatutarios, pero la mayoría está convencida de que sacan más beneficios aliados a uno de los dos grandes que con la participación independiente. También parece que una gran parte de los que promueven la alianza favorecen que sea con el Partido de la liberación Dominicana (PLD), porque al estar en el poder puede distribuir más que el perredeísmo opositor, tanto en términos de cargos electivos como de posiciones y favores gubernamentales.

Cuando se les han señalado los riesgos de ser absorbidos por un partido gobernante que desde hace una década viene creciendo a costa de los reformistas, los negociadores han argumentado que la alianza será “hasta el 16 de agosto”, es decir hasta la juramentación. Esto último, desde luego, ha dejado un tanto “chivos” a los peledeístas, que a la hora de concretar ofertas lucen lentos y mucho menos generosos de lo que se había especulado.

El pasado jueves el secretario general del PRSC, Víctor Gómez Casanova, dijo que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD estaba haciendo mejor oferta que el partido de gobierno, cuyos dirigentes ya habían señalado como innegociables las candidaturas de las más importantes plazas, como el Distrito Nacional, provincia Santo Domingo y Santiago, así como La Romana y Salcedo.

Todavía el jueves el PLD no había formalizado una propuesta, lo que sí habían hecho los perredeístas, según lo declarado por Gómez Casanova. Por de pronto ya parece descartado el límite de finales de noviembre para la posibilidad de alianza, como habían indicado anteriormente dirigentes reformistas.

La carta de E. Estrella

Angel Lockward estuvo en Teleantillas esta semana advirtiendo los riesgos de nuevas fragmentaciones en el partido colorado si se alían a cualquiera de los dos grandes. Considera que además de los que propugnan por la participación independiente, un sector quiere aliarse al PLD y otro al PRD, en algunos casos con posiciones radicales. Trascendió que el caudillo higueyano y secretario general de la Liga Municipal Dominicana, Amable Aristy Castro, favorece firmemente que pacten con los perredeistas, y que había protagonizado un incidente en reciente reunión directiva. Pero lo que sonó fue la carta que el último candidato presidencial reformista,

Ingeniero Eduardo Estrella, dirigió una carta a la Comisión Política Nacional argumentando “de manera precisa y definitiva su oposición cualquier tipo de alianza con los otros dos grandes. Se basa en la necesidad de preservar “nuestra identidad partidaria” y en que las encuestas que conoce muestra la oposición del 70 por ciento de los reformistas a tal acuerdo. Según Estrella la alianza de los reformistas debe ser “con el pueblo dominicano a través de la sociedad civil, juntas de vecinos y sociedades intermedias”, sin descartar “otras fuerzas políticas que quieran acompañarnos”, citando al Partido Nacional de Veteranos y Civiles que lo hizo en los comicios presidenciales del año pasado, pero que sólo obtuvo 18 mil 460 sufragios, el 0.51 de los válidos.

Algunos reformistas, a la cabeza de los cuales se citaba al doctor Alexis Joaquín Castillo, trataban de convocar una reunión para iniciar impugnaciones a la forma en que la dirección del partido conduce el proceso de elección de los candidatos. Mientras la Corriente Reformista No a las Negociaciones, originada en Santiago daba rueda de prensa y se movilizaba para hacer sentir su posición.

Dificultades prácticas

Más allá de las posibilidades de acuerdos en principio con una u otra fuerza, en la práctica el sistema electoral presenta escollos para las alianzas en elecciones congresionales y municipales entre dos fuerzas que tratan de preservar su autonomía, es decir cuando ambas quieren llevar su propia boleta.

Lo primero es que las candidaturas de senador y diputados, y las de síndico, vicesíndico y regidores son indivisibles, como las de presidente y vicepresidente, de acuerdo al artículo 86 de la Ley Electoral. Eso implica que para hacer prevalecer una alianza deberá corresponder la candidatura a senador a un partido y las de diputados al otro para evitar que uno niegue el voto al aliado apoyándose en el voto preferencial por los diputados.

Aún cuando a nivel nacional se dicte una alianza, las disidencias internas pueden manifestarse en cualquier municipio mediante la abstención de votar por el aliado y hasta en el registro de candidaturas alternativas. Según la ley electoral la dirección municipal del partido es quien inscribe sus candidatos de ese nivel.

Esos escollos obligan a los partidos a pactar sólo en las jurisdicciones donde no tienen conflictos para evitar los fraccionamientos locales, y por lo tanto se reducen las posibilidades de acuerdos en la misma medida en que una de las partes tengan disensiones o le falte un liderazgo en capacidad de imponerse. En la tradición electoral dominicana el único precedente de alianza entre los tres grandes es el “Frente Patriótico” de 1994, que probablemente no hubiese dado sus frutos si el PRSC se hubiese encontrado tan fragmentado como ahora y sin un caudillo como Joaquín Balaguer.

Para mantener las posibilidades de pacto es que el PRSC no ha llamado a elegir candidatos en todas las provincias. La convocatoria publicada este viernes en el Listín Diario es sólo para el DN y 12 provincias,. Es decir menos de la mitad, y en muchas no se escogerán todos los candidatos, dejando abiertas especialmente las senadurías.

¿Con el PLD o el PRD?

Aunque siguen los contactos tanto con el PLD como con el PRD, en diversos sectores reformistas se aboga por el partido de gobierno. La mañana del viernes se escuchó por Radio Popular que ya estaba firmado el pacto y hasta daban los nombres de los suscritores, encabezados por el presidente Leonel Fernández y el ingeniero Federico Antún. Se llegó a informar que el PLD aportaba 50 millones de pesos para la campaña colorada, pero la versión fue descartada por más de una fuente.

Aparentemente dando por válida esa inclinación, en su artículo de El Caribe del jueves 24 el ideólogo reformista Guillermo Caram, de los fuertes opositores a cualquiera de las alianzas, advertía que la misma dejaría al PRD todo el espacio de oposición al gobierno y tendería a recuperar el perredeismo, que de esa forma podría obtener mejores resultados. También se refería a la posibilidad de nueva división.

Puede ser que la voluntad de pacto de los dirigentes del PLD y el PRSC sea firme, pero el primero ha ratificado la alianza que concertó para los comicios del año pasado con otros seis partidos, que en total le aportaron casi la misma cantidad de votos que entonces obtuvo el reformismo, especialmente el Bloque Institucional Socialdemócrata y la Alianza por la Democracia que consiguieron 98,278 (2.72%) y 84 mil 566 sufragios, (2.34%) respectivamente.

Sumados esos a los votos obtenidos por el Partido de los Trabajadores Dominicanos, Unión Demócrata Cristiana, Partido Liberal y Fuerza Nacional Progresista, aportaron un total de 292 mil 494, equivalentes al 8.11 por ciento de los válidos. El PRSC obtuvo 294 mil 33, el 8.14 por ciento.

A la hora de la distribución, los reclamos de esos 6 aliados también tendrán que ser considerados por el PLD, especialmente de los más significativos. A menos que quiera desdeñarlos y desligarlos, como hizo el PRD que en el poder regateó hasta una candidatura de diputado a algunos de esos mismos que fueron sus aliados durante 4 procesos electorales, rompiendo un gran frente.

A favor de los reformistas habría que tomar en cuenta que en las anteriores elecciones congresionales y municipales, las del 2002, ganaron más provincias (dos) y municipios (11) que el propio PLD. En términos proporcionales en el nivel municipal los dos partidos sacaron casi lo mismo: 26.84 por ciento para los morados, y 26.65 por ciento los colorados. En el nivel congresional el peledeismo sacó ventaja con 26.80 a 24.37 por ciento, gracias a su alta votación en el DN, Santo Domingo y Santiago. Aunque sólo obtuvo la senaduría distrital.

Las semanas por venir mostrarán las dificultades prácticas de alcanzar una alianza entre cualquiera dos de los tres grandes partidos. A no ser que el PRSC esté en disposición de una virtual entrega, que por demás lo fragmentaría. Si pactan con el PLD darán la razón a los disidentes que encabeza el ingeniero Carlos Morales Troncoso.

Pero nadie debe sorprenderse si al cerrarse el plazo para registrar alianzas, el 28 de febrero, se repite la historia del 2002, cuando perredeistas y peledeistas cortejaron al reformismo y todo concluyó en el “acuerdo de no pacto”. –