Por Juan Bolívar Díaz
Las dos encuestas publicadas esta semana ratificaron el deterioro de la imagen del gobierno y el pesimismo predominantes en relación al futuro económico del país en términos que no han dejado dudas sobre la necesidad de rectificaciones en las políticas y los equipos gubernamentales.
Tanto el presidente Hipólito Mejía, como la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch y los dirigentes del partido oficial, el Revolucionario Dominicano (PRD), reaccionaron con calma y ponderación ante las revelaciones de las encuestas, especialmente la Hamilton-Beattie-Hoy, efectuada a nivel nacional, ratificada a nivel del Distrito Nacional por la Rumbo-Gallup.
Lo positivo de la situación radica en que en los altos niveles del gobierno advierten la necesidad de cambiar el curso del deterioro, acelerando la ejecución del programa de compensación social y realizando esfuerzos por neutralizar el “pesimismo catasfrotista” que se registra en la opinión pública.
El palo de Hamilton
Aunque se habían adelantado las lluvias para beneficio agrícola y calmar la sed nacional, el mes de mayo no le entró bien al gobierno. El martes primero Hoy comenzó a publicar los resultados de la última encuesta de Hamilton-Beattie, aplicada a nivel nacional del 21 al 24 de abril pasado.
El rechazo a la política oficial no podía ser más contundente. El 59 por ciento de la población percibe que el gobierno lleva una ruta equivocada, contra sólo un 16 por ciento que lo cree en el camino correcto. Casi la misma proporción, el 58 por ciento calificó como malo el gobierno del presidente Mejía y el PRD.
El sentimiento negativo y de rechazo y el pesimismo se reflejan en una gran mayoría de las respuestas, incluyendo a un tercio de los militantes y simpatizantes del propio partido de gobierno. Los indicadores contrastan con los de la encuesta anterior, de noviembre pasado, cuando la mayoría creía que el gobierno iba en la dirección correcta.
Peor aún, el 50 por ciento de las encuestados considera que el gobierno hace mal uso de los ingresos fiscales. El 41 por ciento aprueba la administración. Mientras el 9 por ciento estima que excelente el manejo de los recursos fiscales, un 16 por ciento lo considera muy malo.
El clavo sobre el cuerpo gubernamental fue remachado por otra encuesta, la de Gallup para la revista Rumbo, publicada un día después. Según esta el 64 por ciento estima que el gobierno no tiene una idea clara de lo necesario para resolver los problemas nacionales. Un 57 por ciento considera que el gobierno no sabe con seguridad hacia dónde lleva el país. El 37 por ciento advierte que los próximos tres años de gobierno serán malos y un 27 por ciento cree que serán buenos. El 23 por ciento se refugia en regulares, que es una forma tradicional de ni aprobar ni sancionar.
Rumbo compara con los resultados de su anterior encuesta Gallup, de febrero pasado. Entonces los que esperaban que los próximos tres años serían buenos o regulares sumaban el 71 por ciento. Esta vez tan sólo llegan al 50 por ciento, para una caída del 21 por ciento.
Pero si los resultados de Gallup en el DN son malos para el gobierno, para su partido, el PRD, parecen catastróficos, al registrar una caída en sus simpatías del 46 al 35 por ciento, entre febrero y abril, para quedar solo con tres puntos por encima del Partido de la Liberación Dominicana, que pasó del 26 al 32 por ciento. El Partido Reformista Social Cristiano también consiguió un notable incremento de simpatías al registrar un 19 por ciento, cuando en febrero sólo consiguió el 14.
Ese 35 por ciento es una de las tasas de simpatías más bajas registrada por el PRD en la última década. Por ahí oscilaban sus simpatías en los años 1990-91 cuando comenzaba a recuperarse de la crisis en que quedó tras la derrota electoral de 1986 y la consiguiente división entre peñagomistas y majlutistas.
Tomados con calma
Los resultados de las dos encuestas han sido tomados con calma por las cúpulas gubernamentales y del partido oficialista. Más aún una fuente dijo que no hubo sorpresa, aludiendo a la posibilidad de que alguna de las encuestas que auspicia el mismo gobierno ya hubiesen reflejado esas caídas.
De ahí que tan pronto se anunció la publicación de las encuestas, el gobierno decidió agilizar la ejecución de los programas integrantes del “paquete social” . Por ello el presidente y la vicepresidenta se fueron el pasado fin de semana a los barrios para comenzar programas de pequeños créditos, de reparación de viviendas, de guarderías infantiles, de asistencia médica y de ventas masivas de alimentos y medicinas.
Cuando los reporteros cuestionaron al agrónomo Mejía sobre los resultados de la encuesta Hamilton-Hoy, respondió con calma estimándolos frutos de “actitudes coyunturales de la gente que hay que respetarlas”. Desde luego, el mandatario no dejó de caer cierta ironía cuando al responder sobre el camino a seguir para cambiar la situación dijo “bueno, yo espero que cambien de gobierno ustedes al final de este período”.
Por su parte la vicepresidenta Ortiz Bosch atribuyó los resultados negativos al costo político de las reformas tributarias, indicando que Mejía estaba consciente del mismo y que tomaba en consideración los indicadores de la encuesta.
El presidente perredeista, Hatuey de Camps, no fue menos ponderado al comentar la encuesta de Hoy y admitió la existencia de “cierto disgusto” en la población por las ejecutorias del gobierno que ha tenido que vérsela “con una situación económica agravada por factores externos”.
Las reacciones gubernamentales fueron tan tranquilas que han llamado la atencion de los analistas, dada la tradicional airada reacción de los políticos a las encuestas que le son desfavorables. Lo menos que se acostumbre es sembrar dudas sobre la validez técnica o la ética de los encuestadores. Para algunos eso es indicador de que las encuestas del gobierno también estaban oscilando del amarillo al rojo.
La respuesta gubernamental a tan adversos resultados no solo van en orden a incrementar el programa de lucha contra la pobreza, sino también a fomentar la propaganda por los medios de comunicación, que se vio multiplicada esta misma semana, y a buscar una mayor presencia en los espacios generadores de opinión pública.
Como siempre aparecen recomendaciones equivocadas, como la de restablecer las altas sumas de dinero y los favores que se gastaban hasta agosto pasado en favor de comunicadores de múltiples medios y categorías.
El presidente Mejía, se aseguró, sigue firme en que no fomentará la compra de conciencia y la corrupción. Y se agarra firmemente de que tal recurso en vez de ayudar desacreditó al gobierno pasado. Hay quienes estiman que la política de compra de comunicadores obliga a los que cuidan su credibilidad a establecer mayor distancia de los auspiciadores. Para que no los confundan con los cimarrones.
Admiten deficiencias
Mientras los asesores gubernamentales analizan los resultados de las encuestas y formulan caminos a seguir, a los voceros se les ha recomendado una pausa en el planteamiento de nuevas cargas impopulares, aunque sea la eliminación de los pesados subsidios a la energía eléctrica y el gas propano.
Se admite también la necesidad de dar una imagen de mayor austeridad en el gasto público, lo que se sugiere especialmente para las carteras de Agricultura y Salud pública, donde se registran los mayores incrementos en gastos de personal.
Tres altos funcionarios del gobierno manifestaron su acuerdo con las líneas del análisis publicado en Hoy el sábado 29 de abril donde se criticaba la incapacidad de los equipos gubernamentales para combatir el pesimismo que arropa a la sociedad y para evidenciar el peso del petróleo y de la recesión económica internacional en la economía dominicana.
Desde la oficina de prensa del gobierno se gestiona la participación del equipo de gobierno en los programas de televisión, especialmente del secretario de Finanzas, Fernando Alvarez Bogaert, el secretario Técnico, Rafael Calderón y el influyente asesor Luis Lois Malkúm, entre otros.
El titular de Finanzas especifica que el gasto corriente aumentó en el primer trimestre del año en 18 por ciento, a causa de los subsidios al gas y la electricidad, por el pago de fuertes cuotas en interese de la deuda externa, y por gasto de personal. Sin embargo, estima que de 600 millones adicionales, a razón de 200 por mes, 420 millones habrían sido por causa del incremento del 10 por ciento en el salario en la administración pública.
Alvarez Bogaert resalta el peso de la factura petrolera y de la recesión norteamericana, y el costo de haber realizado una reforma tributaria sin financiamiento especial en divisas, pese a lo cual considera que las tasas de interés y cambiaria han mantenido estabilidad y que la inflación se proyecta para sólo un 7 por ciento en el año.
Como otros altos funcionarios admite que ha habido deficiencias en la información sobre la economía nacional y que ello ha contribuido a las expectativas negativas que planean sobre la opinión pública.
Un economista con rango casi de asesor gubernamental criticó que en el cuadro de las últimas semanas se haya discutido el aumento del costo de la energía eléctrica para los que más pagan. La línea a seguir tiene que ser innovadora, como obligar a las generadoras a renegociar contratos leoninos, mediante los cuales se les paga el kilovatio a un promedio de 11 a 12 centavos de dólar, considerada “la energía más cara del mundo”.
Precisamente este jueves 3 de mayo, la Unión Nacional de Empresarios publicó en Hoy tres cuadros demostrativos de que el costo de la tarifa eléctrica dominicana, residencial, comercial y privada, encabeza la de toda América Latina, duplicando la de más de la mitad de los países de la región, y con cerca de un 40 por ciento por encima de la de Uruguay, situada en la segunda posición.
Una cuestión importante sobre la que los funcionarios del área económica no se han sincerado es la tasa de crecimiento del producto bruto interno en el primer trimestre del año, que en ámbitos económicos se estima rondando el cero. Un analista económico considera que así debió ser pero no muestra sorpresa, señalando que la caída viene del segundo trimestre del 2000, cuando descendió a 8 por ciento, de un 12 en el primero. En el tercero bajó a 6 y en el último trimestre del año pasado apenas a 3 por ciento.
Si se admite que las dificultades tienen un alto componente importado y que “la factura petrolera nos está ahogando” y que la recesión norteamericana arrastra la economía dominicana, como sostiene el miembro de la Junta Monetaria Carlos Despradel, el gobierno tendría mayor comprensión de la ciudadanía.
Pero eso nadie se lo dará de gratis. Ni los opositores políticos ni los comentaristas independientes, muchos de ellos por ignorancia. Tienen que ganárselo los funcionarios, comenzando por el presidente, para lo cual es urgente una política de comunicación que vaya mucho más allá de incrementar la propaganda.
Y en algo hay consenso entre muchos analistas: Si el presidente no delega y sigue hablando todos los días de cuantos temas le planteen los reporteros, los miembros de su gabinete no podrán asumir su papel. También hay consenso en que Hipólito Mejía tiene que lavarle la cara a su gobierno antes de que su imagen se deteriore mucho más.-