El voto preferencial salió airoso

Por Juan Bolívar Díaz

            El voto preferencial por los diputados pasó la prueba en los comicios congresionales y municipales de la semana pasada ya que los votos nulos resultaron en menor proporción a los similares de 1998, lo que contradice la tendencia a subestimar al pueblo dominicano, por parte de quienes lo presentan como lento para asimilar los cambios.

            Una muestreo de la observación electoral de Participación Ciudadana sitúa los que marcaron el diputado preferido en el Distrito Nacional en mucho más de la mitad de los concurrentes, lo que también desmiente a quienes pretendían que apenas una minoría estaría en capacidad de hacerlo.

            La abstención sí superó la proporción de hace 4 años, alcanzando casi a la mitad de los más de 4 millones 647 mil empadronados para el sufragio y de nuevo las provincias más pobres y lejanas de la capital alcanzaron la mayor proporción de votantes, mientras los grandes centros urbanos siguieron encabezando el ausentismo.

Avance democrático

            Los datos disponibles hasta ayer temprano no permitían establecer con seguridad cuántas mujeres irán al Congreso, pero era obvio que la proporción quedaría lejos del 33 por ciento de las postulaciones establecida por ley. Algunos lo utilizarán como argumento contra el voto preferencial, llamado a utilizarse también para elegir regidores en el 2006.            Si la mitad de los electores a nivel nacional marcaron preferencias se podría considerar un éxito y una expresión de avance democrático en relación a las minorías dirigenciales de los partidos que eran quienes decidían las preferencias para los diputados, como lo hicieron de nuevo para los regidores.

            Una pequeña muestra de colegios de las tres circunscripciones del DN arrojó un 63 por ciento de boletas congresionales en las que apareció marcado un diputado. Probablemente en el interior del país sea menor, pero no sería extraño alguna sorpresa positiva. Cuando se publiquen los votos obtenidos por cada diputado electo se podrá establecer la proporción.

            Entre los observadores extranjeros de estas elecciones hubo consenso en que es un gran avance democrático en la sociedad dominicana el que los electores puedan determinar sus representantes en la cámara de diputados.

            Fue obvio que hubo desbordamientos en algunos partidos y no faltaron casos de candidatos que pusieron más interés en su propia causa que en la de la organización que los postuló. Los perredeístas de Santiago llegaron al enfrentamiento personal cuando partidarios de un candidato mataron a un activista de otro del mismo partido el mes anterior a los comicios.

            La competencia intrapartidaria ya ha sido señalada como uno de los inconvenientes de la reforma que fortalece la elección ciudadana, pero la misma podría ser reglamentada por los partidos que la consideren negativa, por ejemplo limitando su campaña más allá del contacto personal con los electores, o su inversión, cosa más difícil de controlar.

Los nulos y la abstención

            Con 2 millones 282 mil 238 votos válidos, de un total de 2 millones 371 mil 247 emitidos, de acuerdo a los resultados preliminares al final del conteo oficial, los votos nulos ascendieron a 89 mil 009, equivalente al 3.75 por ciento.

            En las elecciones similares de 1998 los votos anulados alcanzaron a 90 mil 297, sobre 2 millones 187 mil 086 emitidos, para un 4.30 por ciento. En consecuencia el voto anulado asombrosamente descendió en 0.55 por ciento.

            El DN y la nueva provincia de Santo Domingo estuvieron por debajo del promedio nacional en votos anulados con 2.28 y 3.27 respectivamente. En el Distrito los votos nulos fueron casi similares en el voto congresional que en el municipal, lo que indica claramente que la elección preferencial por los diputados no conllevó dificultades para los electores y electoras, con porcentajes de 2.28 y 2.12 respectivamente.

            Lo que siguió en incremento fue la abstención, a pesar de la intensa campaña de motivación realizada en la recta final por la Junta Central Electoral, los partidos políticos e instituciones sociales, incluyendo a las iglesias, Participación Ciudadana y entidades sociales diversas.

            De los 4 millones 647 mil 839 empadronados, incluyendo a los 3 mil 048 agregados después del cierre de las inscripciones, acudieron a las urnas 2 millones 371 mil 247, para un 51 por ciento. La abstención se situó en 2 puntos por encima del 47 por ciento registrado en 1998.

            Otra vez los residentes en las grandes urbes fueron los más ausentes. La provincia Santo Domingo encabezó, con 61 por ciento, el DN le siguió con 59, La Romana 57, San Pedro 56 y Santiago 55, creciendo en dos puntos. Ocoa y Peravia también pasaron del 50 por ciento.

            Las mayores votaciones se registraron en las provincias fronterizas: Independencia con 76 por ciento; Elías Piña 74, Pedernales 72; Dajabón 69 por ciento al igual que Santiago Rodríguez, mientras en montecristi votó el 67 por ciento, lo mismo que en Sánchez Ramírez. Un notable incremento de la participación se registró en Puerto Plata, que pasó del 57 al 70 por ciento.

concentración de la representación

            En lo que se registró un retroceso fue en la representación por partidos, básicamente a causa de la disolución del Acuerdo de Santo Domingo, que durante las últimas 5 votaciones mantuvo el Partido Revolucionario Dominicano con siete organizaciones políticas minoritarias.

            Fuera de los tres grandes partidos sólo la Fuerza Nacional Progresista quedará representada en el Congreso, ya que Pelegrín Castillo alcanzó una alta proporción de llos votos opreferenciales en la boleta del Partido de la Liberación Dominicana en la circunscripción uno (centro de la capital) del DN.

            Los partidos Unidad Democrática, Alianza Social Dominicana, de los Trabajadores Dominicanos, Quisqueyano Demócrata, Revolucionario Independiente, de Veteranos y Civiles y el MIUCA quedan sin la representación congresional que ostentaban, los tris primeros incluso en el Senado.

               En el nivel municipal hay una sorpresa, la del PRI que consiguió 3 síndicos en Enriquillo, Laguna Salada y Sánchez, donde los electores y electoras diversificaron su voto más allá de los tres partidos tradicionales.

            Un ejemplo de fraccionamiento del voto fue la provincia de Santiago. Allí los tres partidos mayoritarios obtuvieron al menos un municipio. En el municipio de Santiago el electorado prefirió al reformista José Enrique Sued para síndico, otorgándole el 45 por ciento de los votos. Pero su partido quedó en tercer lugar en el nivel Congresional, donde perredeístas y peledeístas todavía se disputan el senador, a proporciones casi iguales, dejando a los reformistas apenas el 26 por ciento del sufragio.-

Algunas claras advertencias

            Aunque desde el punto de vista institucional las elecciones de la semana pasada pueden ser consideradas exitosas, hubo una gran deficiencia en el personal que manejó las actas de las mesas electorales. Según expresó el presidente de la Junta del DN más de la tercera parte de las actas presentaron problemas en la sumatoria de los votos, especialmente en los preferenciales, lo que dificultó y dilató el cómputo.

            Los fraudes comprobados en la trasmisión de los resultados de varios colegios electorales de Santiago, en beneficio de la candidatura senatorial del PRD, y numerosas denuncias de compras de cédulas, indican que pervive aún la cultura de la trampería, constituyendo una mancha en este proceso electoral.

            A pesar de la barrida del PRD, quedándose con el 91 por ciento de los senadores, 55 por ciento de los diputados y el 83 por ciento de los municipios, fue notable su disminución de votos, en términos numericos y porcentuales. Perdió 112 mil 072 votos en relación a 1998 y cayó del 51 al 42 por ciento.

            Esta vez el PRD sólo alcanzó más del 45 por ciento en 17 de las 32 provincias, en 6 con más del 50 por ciento. Hace 4 años ganó en 22 provincias con más del 45 por ciento y en 14 con más del 50 por ciento.

            Los 963 mil 234 sufragios que obtuvo el perredeísmo representan apenas el 57 por ciento del millón 700 mil electores y electoras que dice tener como miembros. Ello implica que un 43 por ciento de ellos no se sintió motivado a acudir a las urnas.

            Aunque en el voto congresional el PLD consiguió el segundo lugar, con cuatro puntos sobre el PRSC, en el nivel municipal quedaron vitualmente empatados, lo que resalta la fortaleza y la vocación de poder del reformismo, pese a la incertidumbre en que los mantiene la decadencia de su caudillo.

            En número de votos en el nivel congresional, el PRSC registró un crecimiento de 202 mil 939 votos, equivalentes a un 58 por ciento. En 1998 sólo consiguió 352 mil 570.

Y en representación quedó en un segundo lugar manteniendo sus 2 senadores, duplicando sus diputados, de 17 a 34 (estimados), y elevando sus síndicos de 7 a 11.

Por su parte el PLD veía caer sus senadores de 4 a 1, sus diputados de 49 a unos 36 y sus síndicos de 13 a 7. Sus votos sólo se incrementaron en mil 993 en la boleta congresional.-