El PRSC sigue a la deriva

Por Juan Bolívar Díaz

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 Como se temía el Partido Reformista Social Cristiano no ha podido pasar exitosamente la prueba de la elección de su candidato presidencial, quedando otra vez envuelto en profundos enconos generadores de fragmentaciones que seguirían alejándolo del poder que ejerció durante 22 años durante el apogeo de su   caudillo Joaquín Balaguer.

Al igual que en los otros dos partidos mayoritarios, en la elección primaria de los reformistas se impuso el poder del dinero, pero esta vez con un abierto mercado de compra y venta de votos, y se registraron graves irregularidades que empañan los resultados, aunque los perdedores no los impugnen formalmente.

Con Amable Aristy Castro, considerado el rey del clientelismo, las perspectivas de un retorno del PRSC al poder parecen muy remotas, dado la alta tasa de rechazo que registra en el electorado y sus obvias dificultades para ganar apoyo en las clases medias y altas de la nación.

Un Amable amarre

No hubo sorpresa en la elección del candidato presidencial del PRSC el domingo 10 de junio. Amable Aristy Castro, secretario general de la Liga Municipal Dominicana,  impuso su capacidad de negociación y compra de apoyo político para imponerse, aún por encima de la generalidad de la dirección alta y media de su partido.

El miércoles la comisión organizadora de la elección primaria reformista lo dio por ganador, cuando habían computado el 94.78 por ciento de los 2012 colegios de votación habilitados con el padrón universal de electores, exceptuando a los militantes de los otros dos grandes partidos.

Aristy Castro registró 192 mil 864 votos, un 55 por ciento de los 356 mil sufragios depositados, en tanto su principal contrincante Eduardo Estrella obtenía 144 mil 994 para un 42 por ciento. Luis Toral quedó con 11 mil 458 equivalentes al 3 por ciento, y 7 mil 439 fueron declarados nulos.

El criterio generalizado es que el político de Higüey se impuso por  su capacidad para repartir dinero, de mano a mano, desde helicóptero o patana. Ramón Rogelio Genao, quien dirigió la campaña electoral de Eduardo Estrella, llegó a denunciar que el candidato electo había recibido el apoyo del partido de gobierno y del sector perredeísta que encabeza el expresidente Hipólito Mejía para lo que llamó “imposición del dinero sobre la voluntad de la mayoría”.

Se cree que ambos sectores confluían en apoyar a Aristy Castro, convencidos los gobiernistas de que con él de candidato crecen sus posibilidades de ganar en primera vuelta. Analistas políticos consideraban que Eduardo Estrella sería receptor de una proporción del voto inconforme con los dos partidos mayoritarios, lo que obligaría a una segunda ronda. Los seguidores de Mejía, con quienes Aristy Castro negoció la “Alianza Rosada” para las elecciones legislativas y municipales del año pasado, preferían a éste, subestimando que ya antes en 1996 y 1998 el higüeyano había negociado con el Partido de la Liberación Dominicana.

Para muchos, incluso dirigentes reformistas, era ingenuo que Estrella y los suyos pretendieran ganarle a Aristy con un padrón semiabierto que permitía comprar votos al por mayor hasta con clientes de los centros cerveceros, y habiendo tantos dentro del partido acostumbrados a que les den.

Múltiples irregularidades

Aparte de la compra de votantes, al grado de que en una población mediana como Bonao se habrían repartido dos millones de pesos, Genao y Belarminio Ramírez,  estrategas de Estrella, denuncian una serie de irregularidades, que incluyen soborno de miembros de los colegios de votación y alteraciones de actas.

El movimiento Participación Ciudadana, que observó la elección a solicitud del PRSC, informó sobre numerosas irregularidades, que fueron desde abultamiento del sufragio y   abierta compra y venta de votos, proselitismo en los colegios de votación, en proporciones más altas y evidentes que en las primarias de los otros partidos.

En un centro de votación de La Abejita, Villa Mella, los observadores registraron 70 votantes, pero en el acta aparecen 295. Citan el centro 002 de Higüey donde según el acta habrían votado 2 mil 499 electores, 2 mil 490 por Aristy, 4 por Estrella, 3 por Toral y dos nulos. Como la votación fue por 8 horas, ahí tendría que haber habido un sufragio cada 12 segundos.

Participación Ciudadana concluye que no se identificaban los votantes, que en algunos colegios firmaban otros, a menudo con una cruz, y que no se evitaba el voto múltiple por una misma persona, lo que pudo observar en Higüey una reportera de Teleantillas que lo testimonió.

Los seguidores de Estrella llegaron a demandar la observación de todos los centros de votación con concurrencia superior a 500 personas, que estimaron en más de 200, fundamentados en que era imposible que votara más de esa cifra en 480 minutos. Los 356 mil 755 votantes en 1905 centros de votación computados arrojan un promedio de 187 por centro de votación.

Para ejercer el sufragio se precisaba entregar la cédula, verificar si estaba en el padrón de su colegio, y había centros de votación hasta con 30 y 40 colegios. Después recibir la boleta y moverse al área para escoger, volver a la urna y depositar el sufragio, firmar el padrón y entintar el dedo.

También en el centro 01 de Andrés, Boca Chica, habrían votado más de 2 mil personas. Fotocopias de actas muestran que la votación en otros centros de   Higüey ascendió a 1911, a 1726, en otros 1126 y 1000. También hubo de 999, de 896 y otros por encima de 500. Sólo en un caso Estrella alcanzó 32 votos, en todos los demás 10 o menos.

Peligro de división

Las informaciones disponibles indican que el PRSC está a la puerta de una nueva división, como ocurrió hace 4 años cuando escogió a Eduardo Estrella candidato presidencial. También hubo fragmentaciones para los comicios legislativos y municipales del 2006.

La decepción del ingeniero Estrella y sus seguidores ha sido tan fuerte que ni siquiera quisieron impugnar los resultados. Tampoco han decidido abandonar el partido, pero es lo que parece predominar entres sus principales cuadros. La declaración formal del político santiagués fue muy ponderada y parca, pero no deja espacio para esperar que vaya a respaldar a Amable Aristy, a quien ni siquiera mencionó.

Estrella calificó el resultado del proceso como infeliz, estimando que “la oferta clientelista se impuso por las imperfecciones de la democracia, el deterioro del sistema político, la pobreza y la descomposición social”. Como no respondió preguntas, fue imposible determinar los alcances de sus planteamientos, especialmente cuando dio seguridades a los que se identificaron con su proyecto de que no los abandonará ni defraudará y que pueden seguir contando con él.

Aunque el líder se declaró en período de reflexión, su jefe de campaña Rogelio Genao insinuó un camino cuando dijo que “esta revolución moral que representa el ingeniero Eduardo Estrella es suprapartidaria y policromática, y tiene adeptos y seguidores en todos los partidos”. Para los que reclamaban que fueran más explícitos, Genao agregó que “llegó el momento en el país de que surja una alternativa diferente”.

Otros dirigentes del sector, que por el momento no quieren ser identificados, estiman que no deben abandonar el partido, tras considerar poco auspiciosas las posibilidades de encarnar una opción fuerte sin una de las tres estructuras que han predominado en las últimas décadas.

En lo que parece haber consenso es en que no respaldarán a Aristy Castro, no sólo para cobrarle sus “habilidades”, sino porque creen que él sólo podría lograr espacio para otra negociación. Las perspectivas apuntan a que el PRSC seguirá en la pendiente resbaladiza en que cayó a partir de la elección presidencial de 1996, y que lo redujeron a un 8 por ciento en el 2004.

La propuesta de Hatuey

Quien no perdió tiempo para aprovechar el desconcierto reformista fue Hatuey de Camps, el líder del Partido Revolucionario Social Demócrata, surgido a consecuencia de la crisis perredeísta en la elección de candidato presidencial para los comicios del 2004, el cual propuso el martes la conformación de un frente patriótico nacional.

El exdirigente perredeísta llamó a los disgustados con los resultados de las elecciones internas de los tres partidos mayoritarios a integrar ese frente, que abarcaría también a organizaciones de izquierda y personalidades independientes que han expresado su voluntad de contribuir a orquestar una nueva opción política que supere los vicios del sistema partidista.

De Camps fue más específico cuando dijo que se había reunido por separado con Danilo Medina, Eduardo Estrella y Milagros Ortiz Bosch, quienes aspiraron a la candidatura presidencial por los partidos mayoritarios pero fueron vencidos “por el poder del dinero”.

El poder de los partidos dominantes ha sido tan firme que todos los intentos alternativos han fracasado. Desde 1997 tienen la ventaja adicional que representa el  financiamiento del presupuesto nacional. Aún asumiendo que los convocados quieran asumir los riesgos, el primer problema que se plantea es cómo lograr consenso para una opción presidencial, especialmente porque desde la reforma constitucional de 1994 las elecciones presidenciales están separadas de las legislativas y municipales, que representaban diversas candidaturas.