Por Juan Bolívar Díaz
La celebración el pasado domingo de un encuentro de dirigentes reformistas convocado por el grupo disidente aliado al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) parece iniciar un proceso que conduciría a la definitiva fragmentación del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
El denominado Consejo Presidencial Reformista, liderado por el actual canciller Carlos Morales Troncoso, acaba de lanzar una Jornada Nacional de Rescate del partido colorado, que culminaría en mayo próximo con una asamblea para elegir dirigentes, previa reforma de los estatutos entre marzo y abril.
La decisión ignora que los organismos oficiales del partido están embarcados en la primera etapa de un proceso reorganizativo, llamado a culminar en una Asamblea Nacional hasta ahora programada para marzo próximo, que también estará precedida de una reforma estatutaria.
DISIDENCIA REACTIVADA
El grupo disidente surgido de la convención que escogió candidato presidencial el 30 de marzo del 2003, y que se alió al PLD en las elecciones de mayo pasado, lanzó una ofensiva encaminada a controlar el PRSC durante un encuentro de dirigentes el domingo 12.
Allí se inició un proceso para realizar una Asamblea Nacional, paralelo al que desde hace varias semanas ejecuta la dirección oficial del partido, bajo la presidencia del ingeniero Federico Antún Batlle.
Presidido por el ingeniero Morales Troncoso, este grupo estableció un programa que se iniciaría el 14 de enero, hasta el 29 del mismo mes, cuando 9 comisiones viajarían por todo el país para reorganizar las 149 comisiones municipales provisionales que se encargarán de evaluar y organizar los subdirectorios de cada jurisdicción.
Del 30 de enero hasta el 10 de marzo juramentarían las comisiones municipales. Entre el 10 de marzo y 10 de mayo escogerían delegados para la Asamblea Nacional a celebrarse el 15 de mayo, la que incluirá una revisión de los estatutos.
El programa anunciado por el Consejo Presidencial Reformista es un desafío al proceso reorganizativo que desde hace tres meses encamina la dirección oficial del partido colorado, representada en Quique Antún, quien asumió la presidencia en una reunión del Directorio Central Ejecutivo tras la renuncia del doctor Rafael Bello Andino.
Desde principios de octubre el PRSC comenzó la primera etapa para una Asamblea Nacional, procediendo a la reorganización de los subdirectorios de todo el país, lo que debería culminar en enero. Para febrero tienen programadas asambleas municipales y provinciales y en marzo la Asamblea Nacional.
Según ha informado Antún, los organismos del partido tratan de consensuar los términos de una reforma estatutaria. Se baraja la institución del voto popular de los reformistas organizados en los subdirectorios para elegir presidente, dos vicepresidentes, secretario general y secretario de organización.
También se contempla que el Directorio Central Ejecutivo incluya representantes de todos los municipios, y elevar de 50 a 150 los integrantes de la Comisión Ejecutiva con representación de todas las provincias, los cuales, a su vez, escogerían una comisión política de 17 miembros.
La dirección del PRSC no solo encamina el proceso reorganizativo, sino que también ha reactivado los diversos organismos del partido. Se propone reactivar su Instituto de formación Política, con apoyo de sus aliados internacionales, de lo que se ha encargado al licenciado Joaquín Ricardo.
Al cumplirse los primeros 100 días del gobierno peledeista, en noviembre pasado, la Comisión Ejecutiva que encabeza Antún, junto al secretario político Johnny Jones y el de Organización, Rogelio Genao, anunció el inicio de una política de firme oposición.
ALIADOS AL GOBIERNO
El Consejo Presidencial Reformista parecía desactivado tras la muerte de Jacinto Peynado, quien junto a Morales Troncoso, encabezó la disensión tras la elección del ingeniero Eduardo Estrella como candidato presidencial en la cuestionada elección primaria del 30 de marzo del 2003.
El pasado domingo decidió incluir entre sus dirigentes a la viuda de Peynado, doña Margarita Alvarez, así como a Amílcar Romero, Arístides Fernández Zucco y a Humberto Salazar, estos tres últimos secretario de Agricultura, presidente de la Refinería de Petróleo y asesor médico del Presidente Leonel Fernández.
Además de Morales Troncoso, quien es el secretario de Relaciones Exteriores, en el grupo hay otros funcionarios del gobierno como Jesús Musa, asesor en Infraestructura, con rango de secretario de Estado, la directora del Instituto Postal, Leonor Zacarías, Leonardo Matos Berrido, presidente del Banco Nacional de la Vivienda, y Marino Beriguete, subsecretario de Cultura.
Es notable la representación de esa fracción reformista en el gobierno. En la historia de las alianzas electorales de las últimas 4 décadas ningún partido había tenido tan amplia participación en un gobierno, tres con rango de secretarios de Estado, dos de ellos claves como el canciller y el secretario de Agricultura. Aunque Romero propiamente nunca fue dirigente del partido, pero desempeñó el mismo cargo en el último gobierno de Joaquín Balaguer. Su militancia en el reformismo quedó bajo interrogantes cuando aceptó la candidatura vicepresidencial del PLD, en la fórmula con Danilo Medina en el 2000.
El grupo disidente pareció reducirse desde la grave enfermedad que cobró la vida de Peynado. No obstante logró esa amplia representación en el gobierno, además de la designación de muchos de sus seguidores en cargos diplomáticos y de los diversos organismos de la administración pública, especialmente en los que ellos mismos dirigen.
La estrategia del Consejo Presidencial es hacerse con el control del PRSC lanzando una nueva alianza con el PLD para las elecciones legislativas y municipales del 2006 que ya fue planteada en el encuentro del domingo pasado.
Sobre esa base confían en atraerse a muchos dirigentes reformistas, especialmente de las provincias, que aspiran a senadores, diputados, síndicos y regidores. La oferta es simple: dividido el partido y solos no consiguen nada, junto al partido de gobierno habría posiciones.
CAMINO A LA DIVISIÓN
En esa perspectiva el PRSC se encamina a consagrar la división justamente para marzo próximo, cuando cumplirá dos años de luchas internas y desgarramientos que redujeron su caudal electoral en los comicios de mayo pasado, cuando apenas computó el 8 por ciento de los votos, la tercera parte del 24 por ciento que obtuvo en el 2000, y la cuota más pírrica en sus 4 décadas de existencia.
El grupo que encabeza Morales Troncoso es sólo una fracción del partido colorado. En los organismos oficiales, reconocidos por la Junta Central Electoral, permanecen la mayor parte de sus dirigentes. No hay ninguna encuesta o medida alguna que permita saber con certeza qué porcentaje de la militancia retendría cada sector.
Del lado de los disidentes están las ventajas del poder, aunque el financiamiento público a los partidos se entrega al organismo presidido por Quique Antún. La inmediatez del poder es también ventajosa, especialmente frente a una militancia que como la reformista, está acostumbrada a recibir parte de sus beneficios.
Desde luego que la cercanía del gobierno favorecerá al grupo del Consejo Presidencial en la medida en que se afiancen los éxitos del PLD y su gobierno, pero lo mismo le afectaría la pérdida de simpatías que ocasiona el desgaste del gobierno, sobre todo en países con tantas insatisfacciones acumuladas.
La disensión reformista contaría con incentivos y apoyo peledeísta, dado el interés del partido oficial por cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional y los municipios, en los comicios del 2006, para asegurarse la gobernabilidad y el mantenimiento del Poder Ejecutivo dos años después. La división del PRSC y la sumatoria de dirigentes y militantes sería clave para el éxito en muchas provincias y municipios, donde las elecciones se deciden por pocos votos.
De cualquier forma, la ofensiva lanzada el domingo tiende a incrementar las luchas internas en la familia reformista y a reducir sus posibilidades como fuerza autónoma para los comicios del 2006, sobre todo en la medida en que se realicen las dos asambleas y se desate un pugilato hasta que la Junta Central Electoral decida cuál de las dos sale con su reconocimiento.
Pueden producirse giros inesperados, como ha ocurrido en el pasado reciente. Por ejemplo, tanto Quique Antún como Guillermo Caram, Angel Lockward, Rodríguez Pimentel y otros dirigentes que se mantienen en los organismos oficiales del PRSC fueron de los que junto a Peynado y Morales Troncoso cuestionaron los resultados de la primaria que originó el proceso divisionista hace casi 21 meses. Luego optaron por volver al partido y parecieron fortalecerse con la renuncia de Bello Andino.
Del incondicional asistente de Balaguer se dice que está inactivo, lo mismo que de Guaroa Liranzo, en el pasado influyente materia gris del partido, pero nadie se atreve a vaticinar qué camino podrían tomar. Aunque algunos los ubican como siempre cerca del poder.
Un fraccionamiento profundo, combinado con un buen desempeño gubernamental podría lanzar el sector oficial del reformismo a una alianza con el Partido Revolucionario Dominicano tras los cargos legislativos y municipales.
El sector que controla las estructuras tiene también suficiente fuerza en las diversas regiones del país como para proseguir su adelantado proceso reorganizativo de cara a la Asamblea Nacional.
Por supuesto que todavía queda la posibilidad de una reconciliación de los reformistas que quieren su partido, desean proseguir en la política y saben que es en él donde está su real fuerza. Pero por el momento las perspectivas apuntan en dirección contraria. Sigue en peligro de canibalización.-