El PLD se libera de la dependencia de los reformistas

Por Juan Bolívar Díaz

Arranca suavemente su campaña en la que evitará los disturbios políticos, mientras podría ser el mayor beneficiario de la reunión del próximo lunes

            Aunque sin descartar alianzas electorales que podrían llegar hasta la candidatura vicepresidencial para Jacinto Peynado, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha tenido el acierto de variar su discurso público abandonando la dependencia del voto reformista de la que pareció quedar preso desde el triunfo electoral de 1996, lo que repercutió en los siguientes procesos electorales.

            Realizada la proclama formal de su candidato presidencial, el doctor Leonel Fernández Reyna, el PLD parece abocado a una campaña electoral suave, buscando evadir en lo posible las confrontaciones que pudieran dar pretextos para arrebatos o disturbios que pusieran en peligro la institucionalidad democrática en aras del continuismo.

            Por de pronto, el partido morado y su candidato presidencial podrían ser los mayores beneficiarios del pacto a firmarse el próximo lunes 8 cuando se realice la cumbre de líderes políticos al amparo del diálogo nacional que tiene como mediador a Monseñor Agripino Núñez Collado.

El PLD corre solito

            Al celebrar el sábado 30 de agosto la convención nacional que proclamo la candidatura del expresidente Leonel Fernández, el PLD se lanzó solito a la carrera para las elecciones de mayo próximo, a poco más de 8 meses.

            Se constituyó en la primera organización en formalizar su candidatura presidencial, dejando atrás a los otros dos grandes partidos, sumidos en crisis precisamente por la elección de candidatos, el Revolucionario Dominicano (PRD) y el Reformista Social Cristiano (PRSC).

            La proclamación tuvo efecto justo a los dos meses de la votación primaria en la que los militantes peledeistas escogieron a Leonel Fernández nueva vez con un porcentaje abrumador de los votos y sin que se produjera la más mínima objeción.

            Frente al caos en que se han sumido perredeístas y reformistas, el partido morado reafirma su imagen de partido organizado, con estructuras funcionales y vocación para aceptar el veredicto de las mayorías.

            El contraste es inocultable con la situación de los reformistas que cumplieron 5 meses de la objetda votación primaria, sin que su candidato Eduardo Estrella haya podido conseguir el respaldo de un importante sector y “arrancar” su campaña electoral, tras haber logrado una precaria mayoría del 52 por ciento, habida cuenta de que su contrincante, Jacinto Peynado, logró el 48 por ciento.

            Los enfrentamientos entre los reformistas han cortado las alas de su candidato presidencial, quien llegó a ser considerado entre analistas políticos como un fenómeno, por la ventaja que logró en unos meses de campaña, frente a un contrincante que, como Jacinto Peynado, tenía años encabezando las preferencias de sus compatriotas.

            Mientras los líderes y precandidatos del PRD no acaban de ponerse de acuerdo sobre la forma de escoger su candidato, y las perspectivas apuntan a varios meses más antes de que lo materialicen, permanentemente amenazados por la división.

            Al escoger al candidato presidencial con el 87 por ciento de los votos, el peledeísmo ofreció una demostración de vocación por el poder, y conservadora, apostando a la experiencia y carisma de Fernández Reyna, dejando de lado una oferta renovadora que representó el doctor Jaime David Fernández.

Discurso más cauteloso

            El análisis del discurso con que el doctor Fernández Reyna arrancó su campaña muestra una significativa variación en el tono de los ataques al gobierno que habían marcado sus últimas intervenciones públicas. Por lo menos lo limpió de asperezas y se preocupó de que fuera más propositivo.

            Para algunos analistas no pasó desapercibido el tono optimista que el candidato morado imprimió a su discurso. Sin dejar de golpear la gestión gubernativa del presidente Hipólito Mejía y su partido, Leonel Fernández no pintó un cuadro catastrófico y se sustrajo del discurso maniquista que proclama que el país se fue definitivamente al hoyo.

            Más bien puso énfasis en la capacidad de recuperación: “En lugar de sentirme abrumado o intimidado por la magnitud de la obra que debemos realizar para que nuestro país vuelva a enrumbarse por caminos de progreso y bienestar, observo en las circunstancias que actualmente ensombrecen a la nación una oportunidad de oro para que la generación política que represento le devuelva al pueblo dominicano la confianza en su futuro, la tranquilidad en su diario vivir y la fe en su propio destino”.

            Al día sigueinte de su proclama, Fernández salió a las calles con una caravana en Santiago y una celebración en el malecón de Santo Domingo, pero sin espectacularidades, administrando racional y conservadoramente las ventajas en que lo han colocado las encuestas sobre preferencias electorales y los disturbios que afectan a los partidos contrincantes.

            Aunque con mucha propaganda, especialmente en las carreteras, la campaña del PLD parece que será administrada en función de las necesidades. Tal vez hayan asimilado las experiencas de los últimos procesos electorales en los que sufrieron desgastes por saturación de propaganda, por el discurso excluyente del resto de la población y por haber quedado atrapados en violencia política, como fue el caso de la muerte de un general retirado en la campaña de 1998.

No se gana asustando

            Danilo Medina, considerado poco carismático pero con apreciable talento político,

Se la lució en el almuerzo de los medios de comunicación del Grupo Corripio el miércoles pasado, dando un recital de prudencia propio de un partido que podría obtener la mayoría absoluta en la primera vuelta, según algunas encuestas.

            Cuando le tocó responder sobre la corrupción atribuida a la actual gestión gubernativa, Medina fue bien cauto, proclamando que las elecciones no se ganan asustando. Y cuando le señalaron las debilidades que se atribuyen a la actual Junta Central Electoral, afirmó que a esa institución lo que hay que hacer es ayudarla a cumplir su misión.

            El dirigente peledeísta pareció preocupado por vender la idea de que ellos no quieren extender mucho la soga para evitar rupturas que pudieran poner en peligro la marcha de un proceso que a ellos interesa como a nadie que culmine con normalidad.

            La táctica del PLD ha tenido otras manifestaciones significativas, como la entrevista entre Leonel Fernández e Hipólito Mejía en vísperas de los Juegos Panamericanos, que según se dijo fue por iniciativa del expresidente.

            Aquel encuentro abrió las puertas a la reunión cumbre a realizarse el próximo lunes y a la continuación de un diálogo político en que quedó comprometido el presidente de la República.

            Hay que esperar los términos de la declaración que se suscribirá en ocasión de la cumbre, pero necesariamente serán conciliatorios, de compromisos para la gobernabilidad, ahora y en el próximo período gubernamental, de esfuerzos por superar la crisis financiera, y en reafirmación de la necesaria transparencia electoral.

            Por la experiencia acumulada nadie debe apostar a que tales compromisos serán inexorablemente acatados, pero mientras tanto, que los suscriba el gobierno beneficia a la nación, pero también a la oposición política, que de esa manera tendrá nuevos arsenales en el caso probable de incumplimiento.

            Al PLD le conviene diluir toda idea de confrontación y establecer los máximos compromisos de intercolaboración, también por el hecho de que si vuelve al poder el próximo año, se enfrentará de nuevo al grave problema de gobernar con el Congreso en manos de la oposición, y en este caso del partido a ser desplazado del Poder Ejecutivo.

            Eso sería más trascendente ahora, por cuanto llegarían al poder en medio de una grave crisis financiera y bajo compromisos internacionales con una reforma tributaria más profunda que las realizadas en los últimos dos gobiernos.-

A ganar con fuerza propia

               Todo parece indicar que el PLD finalmente se ha liberado de la dependencia del voto reformista que caracterizó su accionar desde el gobierno y aún para las elecciones congresionales y municipales del año pasado.

            Al menos la táctica está fundamentada en impulsar su propia fuerza, al margen de los demás partidos, aún cuando se considere la posibilidad de alguna alianza para la primera o segunda vuelta electoral del año próximo.

            En ámbitos peledeístas se habla, pero en susurros, de la posibilidad concreta de un acuerdo que lleve al licenciado Jacinto Peynado como candidato vicepresidencial. No obstante, hay sectores que lo rechazan definitivamente, aunque reconocen que la decisión estará en manos del doctor Leonel Fernández.

            Hace tiempo que de la boca de los dirigentes peledeístas no sale una propuesta de alianza con el PRSC, como ocurrió para los comicios de 1998, 2000 y 2002, cuando lucía poco menos que imposible que los reformistas se dedicaran a trabajar para mantenerlos en el poder, a costa de relegarse a un tercer lugar.

              Se recuerda que todavía el 17 de mayo del 2000 una comisión del PLD acudió donde el doctor Joaquín Balaguer para procurar un apoyo para una segunda vuelta absolutamente irracional, dado que el día anterior Hipólito Mejía había conseguido el 49.84 por ciento de los votos, duplicando a sus dos más cercanos competidores juntos.

             Esa diligencia fue realizada aún después que Rafaela Alburquerque declarara que Balaguer consideraba presidente electo a Hipólito Mejía, y pese a que a lo largo de la campaña había quedado de manifiesto que entre el candidato perredeísta y el caudillo reformista había mucho más que amarres de chivas y elefantes.

              Todavía para los comicios del año pasado, sectores peledeístas acariciaron la idea de alianzas provinciales con los reformistas, tratando de desconocer los compromisos que ataban la casa de Balaguer con el gobierno perredeísta. Fracasaron nuevamente y al parecer esta vez “la tercera fue la vencida”.-