Por Juan Bolívar Díaz
Este primer año de su tercer período de gobierno ha sido el peor para el presidente Leonel Fernández, atrapado en la crisis económica internacional que ha generado una severa recesión atando las manos al gobierno para satisfacer crecientes necesidades que se expresan en protestas populares.
El fracaso energético y el aumento de la percepción de dispendio y corrupción han minado la imagen del gobierno, el cual logró amortiguar su declive con la Cumbre de las Fuerzas Vivas y los pactos con Miguel Vargas Maldonado y el Partido Reformista Social Cristiano.
Arranque muy optimista
El tercer período de gobierno del presidente Leonel Fernández, y segundo consecutivo, arrancó con un discurso excesivamente optimista cuando ya la crisis financiera internacional devenía en recesión económica llamada a repercutir inevitablemente sobre el país. Un impresionante anuncio de obras a ser construidas y de financiamientos externos contrastaban con la crisis de los mercados financieros.
El discurso presidencial persistía en que el país estaba blindado ante la crisis internacional, llegando a sostener el 23 de septiembre que lo peor del huracán financiero ha pasado, y que no veía forma de que afectara a la nación. Si se revisa el discurso de juramentación del año pasado se advierte que no sólo no han podido arrancar las obras físicas, sino tampoco la priorización de la educación, salud y viviendas, ni el incremento prometido a la inversión para fomento de la producción agropecuaria y de las pequeñas y medianas empresas, ni ha tenido éxito el combate a la corrupción y al narcotráfico.
Como en sus anteriores gestiones, el mayor éxito del presidente Fernández ha radicado en el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, que no es poca cosa en un escenario de crisis nacional e internacional, con baja inflación, pero con un alto costo recesivo traducido en desempleo. Aunque todavía el año pasado el crecimiento económico registrado por el Banco Central alcanzó el 5 por ciento, para este 2009 sólo el persistente optimismo gubernamental lo cifra en 3 por ciento.
Aunque gran parte de las precariedades se derivan de la crisis económica internacional, también hay ingredientes nacionales. El gobierno se auto heredó un déficit fiscal sobre 55 mil millones de pesos, cercano al 4 por ciento del producto interno bruto, como costo de la reelección del presidente Fernández por la multiplicación de los subsidios, el clientelismo y el gasto público en la campaña electoral del 2008.
La terrible realidad
El presupuesto de 329 mil millones de pesos, con casi dos mil de financiamiento internacional, siguió en la línea optimista, pero los resultados de los primeros meses provocan un aterrizaje a la realidad de la recesión, y la caída de los ingresos ata las manos del gobierno para responder a las expectativas creadas. Ya en junio el presidente Fernández dijo que en el último año ha enfrentado el período más grave y severo y de mayores precariedades en todo su ejercicio de gobierno.
Los resultados a la primera mitad del año indican caídas del 7 y 8 por ciento en el turismo, las exportaciones de zonas francas y las remesas, del 30 por ciento en las exportaciones nacionales y en las importaciones no petroleras, y los ingresos fiscales se han reducido en más de 17 mil millones de pesos, equivalentes al 13.4 por ciento. Para un gobierno acostumbrado al dispendio, gracias a 4 reformas tributarias que elevaron sus ingresos en más de un 150 por ciento en el período 2004-08, resulta difícil realizar los ajustes correspondientes, pese a los persistentes reclamos de los sectores empresariales y los economistas e incluso de los organismos internacionales para que reduzca el gasto ineficiente y entre a un período de austeridad. En vez de ello, el período comenzó con un festival de designaciones de altos funcionarios que ya en octubre Participación Ciudadana cifró en 53 secretarios de Estado y 320 subsecretarios.
Aunque el gasto corriente se redujo en 8 por ciento en el primer semestre de este año, fue básicamente por la supresión de subsidios, porque en personal se elevó 20 por ciento. La contracción se reflejó básicamente en la inversión de capital, que se vio reducida en 64 por ciento, peor aún en la construcción gubernamental que cayó 93 por ciento. No han aparecido los 4 mil millones de pesos adicionales al presupuesto de Educación que anunció el primer mandatario y la inversión en el sector volverá a quedar este año en 2 por ciento del producto interno bruto.
Creciente insatisfacción
La virtual paralización de las inversiones, más que la acción de una oposición que se muestra autodestructiva e incapaz, es lo que explica la proliferación de las protestas sociales a un ritmo que la antropóloga Tahira Vargas cifra en una por día en lo que va del año. Aunque la insatisfacción se ha extendido también a sectores como el empresarial, que ha demandado insistentemente cambios de políticas y de modelo económico.
Uno de los factores que más incentivan las protestas son los prolongados apagones, con algunas treguas a lo largo del año, a causa de las deudas con los generadores. El gobierno sigue dando palos de oscuridad, electrocutándose a la vista de todos. En cinco años apenas aumentó en 50 megavatios la oferta energética, no ha cumplido la reiterada promesa de revisar los contratos, readquirió Edeeste, pagando 29 millones de dólares y asumiendo una deuda sobre 500 millones de dólares, y elevó la tarifa en proporción que ha irritado, mientras ha sido incapaz de aplicar la ley del 2007 que penaliza el robo de energía.
En diciembre del 2007 el presidente Fernández creó un Consejo Presidencial para el Fortalecimiento del Sector Energético, integrado por altos empresarios y funcionarios, pero que ha devenido en otro organismo inoperante. Luego en la Cumbre de las Fuerzas Vivas consensuó 26 propuestas que no ha ejecutado, para volver en las últimas semanas a reuniones con organismos internacionales en busca de un plan de desarrollo que abra compuertas al financiamiento del sector, y proponer otra reunión cumbre.
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Transparencia y corrupción
Lo que más ha pegado los cables al gobierno ha sido la poca transparencia y la corrupción que se percibe en el país y en los ámbitos internacionales, tanto que hasta el Papa pidió en abril fuerte determinación para erradicar definitivamente la corrupción. Las denuncias de malversación, nepotismo, sobrevaluación, violación a la ley de compras y contrataciones han afectado a la Secretaría de Obras Públicas, la Oficina Supervisora de Obras del Estado, la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales, el Instituto de Recursos Hidráulicos, el programa de Reducción de Apagones, la oficina Técnica del Transporte Terrestre, la Dirección de Migración, la Lotería Nacional, así como a varios ayuntamientos.
La percepción de que la corrupción aumenta quedó patente en la última encuesta Gallup-HOY, con tasa sobre el 80 por ciento, incluyendo al 59 por ciento de los mismos que se decían simpatizantes del partido de gobierno. En la última evaluación de 134 países del Foro Económico Mundial la nación ocupa el puesto 132 en favoritismo gubernamental, 131 en despilfarro del gasto del gobierno, y 127 en desvío de fondos públicos.
En los indicadores de Buen Gobierno del Banco Mundial publicados en junio, el país obtuvo 32 por ciento en control de la corrupción. En el estudio del International Budget Partnership sobre transparencia en manejo presupuestario de 85 países, publicado en Washington en enero, ocupó el escalón 68 con sólo 11 puntos sobre 100.
El éxito de la Cumbre
Las habilidades comunicativas del presidente Fernández siguen siendo uno de los mayores haberes de su gobierno, aunque hay quienes creen que pierde influjo por la saturación de seminarios y viajes al exterior, que en este año han sido once, tres de ellos de larga duración, incluyendo a Europa, Asia y África.
Entre los mayores éxitos del año se cuenta la Cumbre con las Fuerzas Vivas, celebrada entre enero y febrero, con la que logró neutralizar la caída de popularidad determinada por los indultos navideños a la banquera Vivian Lubrano y cinco de los seis condenados por las irregularidades del Plan Renove. El gobierno ha hecho esfuerzos por cumplir los acuerdos de esta cumbre, pero la crisis económica le ha impuesto límites.
Otros éxitos presidenciales fueron la firma de pactos con el nuevo líder del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado, y con el Partido Reformista Social Cristiano, que facilitaron el curso aprobatorio del proyecto de Constitución del doctor Fernández, calificado de conservador y presidencialista. Sin embargo, los escándalos de narcotráfico que han envuelto a la Marina de Guerra, la Policía Nacional, la Dirección de Control de Drogas y al Ministerio Público durante el último año, han afectado severamente la imagen del gobierno, con las mayores expresiones focalizadas en Baní, Azua, Puerto Plata y Bonao.
Los resultados de este primer año del período gubernamental han sido tan devastadores que justifican el empate en las preferencias electorales del partido de gobierno y el principal de la oposición, registradas en la última encuesta HOY-Gallup, aunque este lleve un año consumiéndose en rencillas internas.