Por Juan Bolívar Díaz
El bienestar de la nación demanda que tanto el gobierno como los sectores productivos y la opinión pública se decidan a combatir la subjetiva percepción generalizada de que todo anda mal y estamos al borde del abismo, fruto de la puesta en marcha de importantes reformas tributarias con factores internacionales adversos.
Actitudes negativas derivadas de la resistencia a pagar impuestos, incoherencia y falta de cohesión en el gobierno, especialmente en sus equipos económico, de comunicación y de salud, han contribuido a crear una sensación exagerada de crisis.
Sin embargo, cuando se analizan los resultados se comprueba que las dificultades fiscales están dentro de las proporciones esperadas y que a partir de marzo pasado comienza a reactivarse la actividad económica demostrándose que es injustificado el pánico que han mostrado algunos sectores.
Confusión y desinformación
Las últimas semanas se han caracterizado por un pesimismo terrible con vaticinios catastrofistas sobre la economía nacional, por una gran desinformación y confusión derivados de la pobre comunicación gubernamental y del bajo nivel de la información y la orientación que se produce a través de una inmensa red de radio, televisión y periódicos.
Las reales dificultades económicas, de origen local como internacional han sido magnificadas hasta arropar el gobierno, cuya imagen se desacredita progresivamente, cuando sus principales responsables económicos dan la sensación de estar empujados por ráfagas de viento que los llevan lo mismo hacia adelante que hacia atrás.
Por ejemplo, la política de precios de los combustibles. El gobierno fue incapaz de demostrar objetivamente cómo el petróleo había vuelto a subir en los días previos a la semana santa, y de identificar las dos grandes refinerías que en Gran Bretaña y en Aruba habían registrado problemas que originaron mayores alzas en los precios de la gasolina. La información estaba en internet y llegó por agencias internacionales, pero faltó una difusión adecuada que hubiese aminorado la sensación de que el gobierno aprovechó el asueto de los “días santos” para servirse con la cuchara grande.
Los dos pesos elevados a la gasolina premium y otro a la regular no fueron nada del otro mundo. Donde hubo un aumento importante fue en el gas propano, de 40 pesos las cien libras, y en realidad fue lo que dolió. En ese renglón el gobierno trató de reducir el subsidio que mantiene a ese carburante, consecuencia del error cometido en febrero cuando después de haber llevado el tanque de 100 libras a más de 450 pesos, lo regresó a 180. Si entonces lo hubiese bajado a 300 o 250 pesos, los usuarios lo hubiesen acogido como positivo y el gobierno se hubiese economizado parte del millonario subsidio y el nuevo disgusto.
Lo peor es que el gobierno, que hace apenas unos meses auspició la ley de hidrocarburos que fija el impuesto a los combustibles y obliga a revisarlos cada semana, se ha mandado al Congreso con un proyecto para restablecer la discrecionalidad.
Las indecisiones gubernamentales han sido tantas, que muchos empresarios ha dilatado el pago de nuevos impuestos, especialmente el adelanto del 1.5 por ciento de las ventas, convencidos de que un día de estos el gobierno echará para atrás. El presidente Hipólito Mejía ha tenido que reiterar varias veces que eso no ocurrirá, llegando a proclamar la semana pasada que se cobrará el gravamen “llueva truene o ventee”.
Dificultades previstas
Siempre se advirtió que una reforma tributaria, con un desmonte drástico del arancel, casi al 50 por ciento, implicaría dificultades en sus primeros meses de aplicación. En el mismo gobierno se previó que la cosecha de los frutos tomaría de 3 a 5 meses.
Sin embargo, realizados los ajustes fiscales, con toda la resistencia que ha conllevado especialmente el anticipo del 1.5 por ciento de las ventas, hasta en el mismo gobierno se han sorprendido de las dificultades. Y se han hecho cálculos precipitados y errados proyectando las recaudaciones de los primeros dos o tres meses del año, lo que en años normales no es válido, porque son meses de baja recaudación. Mucho menos cuando acababa de arrancar una reforma tributaria.
El resultado es que se ha estado vaticinando un déficit fiscal de hasta 10 mil millones de pesos. Mientras, contradictoriamente, uno de los principales diarios nacionales denunciaba, sin ningún fundamento, que secretarías de estado habían agotado la mayor parte de su presupuesto.
Desde luego, tal afirmación fue alentada por informes de que la secretaría de Salud Pública había incorporado unos 8 mil nuevos empleados, disparando su gasto en un 25 por ciento. Se afirma que tal incremento está vinculado a las aspiraciones presidenciales del titular de la misma, doctor José Rodríguez Soldevila, quien al parecer es una gran isla dentro del gobierno. A tal punto que hizo causa común con la Asociación Médica, llegando a justificar paros, en la oposición al proyecto de seguridad social impulsado por el gobierno y sus congresistas.
Rodríguez Soldevila mantiene también un enfrentamiento con la Comisión de Reforma del Sector Salud, lidereada por uno de los asesores económicos y amigo personal del presidente Mejía, al mismo tiempo que uno de los más capaces funcionarios gubernamentales, José Lois Malkúm. Y conste que en esa comisión hay también otros asesores prestigiosos y apreciados por el primer mandatario como los médicos Bernardo Defilló, César Mella y José del Carmen Ramírez.
Por cierto que fue Lois Malkúm, quien no es formalmente del equipo económico, quien dio la mejor respuesta a la desinformación sobre el déficit fiscal y el gasto gubernamental. El gobierno sigue pagando las consecuencias de la falta de liderazgo en el sector económico, ya que no se puede hablar de equipo. En ese ámbito, como en comunicaciones lo que hay es una suma de individuos, sin la mínima coordinación .
La falta de austeridad en la Secretaría de Salud Pública y en la de Agricultura, donde otro aspirante presidencial, Eligio Jáquez, se embarcó, en medio de las precariedades, en el financiamiento de 80 vehículos nuevos para sus ejecutivos, han dañado la imagen gubernamental y afianzado el criterio de que las dificultades fiscales se derivan del exceso del gasto.
En su conjunto, el gobierno ha sido incapaz de hacer objetivas las consecuencias del shock petrolero y la recesión internacional, especialmente en la economía de Estados Unidos.
Solo con artificios, como los puestos en marcha el año pasado por el gobierno saliente, se podía pretender el mantenimiento de las tasas de crecimiento de la última década, con recesión norteamericana, petróleo a casi 30 dólares el barril, que obliga a buscar 800 millones de dólares adicionales este año, al mismo tiempo que compromisos de deuda externa por otros 700 millones de dólares, que en pesos son casi 12 mil millones.
Aunque ha hablado muchas veces de los subsidios, la comunicación gubernamental ha sido incapaz de fijarlos en la conciencia pública, detallando sus aportes a energía eléctrica y gas propano. Un analista económico explicaba que en esos renglones, en el pago de la deuda externa y la factura petrolera es donde hay que buscar las mayor parte de las dificultades de la economía.
Desde luego, hay un componente de aumento de la nómina pública, derivado del clientelismo político. Pero si lo hizo el gobierno anterior que descansaba en un partido de apenas 13 mil miembros, con más razón uno que tiene compromisos con decenas o cientos de miles.
Informaciones esperanzadoras
En esta última semana de abril se han ido conociendo informaciones que renuevan la esperanza y hasta desmienten el nivel de deterioro que algunos pregonan. El gobernador del Banco Central reconoció que enero y febrero fueron meses difíciles, pero sostuvo que marzo ya fue bueno y abril se perfilaba mucho mejor.
Frank Guerrero Prats resaltó que pese a las dificultades, las autoridades han mantenido el equilibrio macroeconómico, sin sobresaltos. Con una inflación de 2.2 por ciento en el primer trimestre y con equilibrio en la tasa cambiaria, aunque a costa de tasas de intereses penalizantes para la inversión productiva.
El diario El Siglo, no algún organismo público, publicó un cuadro demostrativo de que en marzo las recaudaciones fiscales crecieron en relación a los primeros dos meses. Contra la creencia generalizada muestra que en el primer trimestre de este año las recaudaciones crecieron un 19 por ciento en relación al mismo período del año pasado, al pasar de 11 mil 67 a 13 mil 178 millones de pesos.
El martes la Dirección General de Impuestos Internos publicó un cuadro donde muestra que sus recaudaciones han superado en 6.46 por ciento las estimaciones que habían proyectado para el primer trimestre del 2001, las que a su vez han rebasado en 35 por ciento las del mismo período del año 2000. Ha recaudado 6,854.5 millones, contra solo 5,074.7 millones el año pasado.
Por su parte el presidente de la Refinería de Petróleo, Amaury Justo Duarte, llamó el martes al telediario Uno más Uno de Teleantillas para dar la información demostrativa de un incremento del consumo de combustibles en marzo y sostenido en abril, en relación a los meses anteriores, concluyendo en que la economía está en proceso de reactivación.
Dirigentes de la Cámara Dominicana de la Construcción dijeron recientemente que enero y febrero habían sido meses malos, pero que marzo ya registró cierta reactivación.
Una política comunicativa gubernamental debería reunir toda esa información y muchas otras para combatir el pesimismo que se adueña de la opinión pública. Debería conllevar mayor presencia de los funcionarios del área económica en las entrevistas de televisión, y elaboración sistemática de cuadros, gráficos y análisis para consumo de la inmensa legión de “analistas” de los medios de comunicación, muchos de los cuales repiten cualquier publicación, por menor fundamento que tenga.
Corregir el rumbo
Para muchos analistas es obvio que el gobierno del presidente Mejía está envejeciendo demasiado aceleradamente y perdiendo el encanto en la ciudadanía. Le urge corregir el rumbo, con algunos cambios aunque sean cosméticos, que den la impresión de renovación. Aunque la generalidad cree que, al igual que el ex-presidente Leonel Fernández, el actual mandatario está demasiado comprometido con quienes “se fajaron en la campaña y el partido”, lo que le dificulta salir de algunos.
El gobierno tiene también que contener la tendencia a reprimir violentamente protestas populares poco significativas, lo que ha implicado dos muertes en Salcedo a manos de la Policía, tiros y bombas en San Francisco de Macorís, Haina y en otras localidades.
Tendrá que sacrificar un poco el gasto corriente e imponer una rígida austeridad para reunir recursos mínimos a fin de comenzar en mayo próximo su programa de compensación social. También tendrá que contener los anuncios de nuevas obras, especialmente de aquellas que no tengan un contenido absolutamente social.
Aunque los viajes presidenciales al exterior no son un lujo, la población no lo percibe en su justa dimensión, aparte de que distraen la atención del presidente de la República y algunos de sus colaboradores. Ello contribuyó a dañar la imagen del gobierno anterior y este lleva un ritmo mayor. Espaciar los viajes presidenciales contribuiría a una imagen de austeridad.
Desde luego, el gobierno tiene que tratar de mejor su cohesión interna y concentrar a todos sus ministros en el trabajo de equipo, conteniendo la ya clara tendencia al trabajo clientelista buscando posesionarse en las bases partidarias para la lucha por las candidaturas para los comicios del año próximo y los presidenciales del 2004.
Una de las dificultades del gobierno deriva del hecho de que la mayoría de las principales carteras están en manos de gente que está pensando más en su propia proyección política que en el éxito de la actual gestión. Y para ello tienen que derivar recursos estatales, ya mediante sueldos, vehículos, dietas u otros medios más sancionables.
El presidente podría aprovechar ahora que acaba de retornar de la Cumbre de las Américas, donde tuvo una participación relevante, demostrativa una vez más de que tiene carisma y capacidades, contrario a lo que pretenden vender sus opositores más radicales.-