El 2003 será de activismo político y atención económica

Por Juan Bolívar Díaz

La institucionalidad democrática será sometida a prueba en la JCE y el Poder Ejecutivo mientras se definen las candidaturas para el 2004 

            Desde sus primeros días el año 2003 estará marcado por la actividad política y las luchas internas en los partidos por la consecución de las candidaturas para las elecciones presidenciales de mayo del 2004.

            La institucionalidad democrática tendrá una nueva prueba especialmente en la Junta Central Electoral (JCE) que deberá hacer viable el voto de los residentes en el exterior, y en el Poder Ejecutivo, que como tal debería mantenerse al margen de las posiciones partidistas.

            El país llega al nuevo año con algunas incertidumbres económicas cuya suerte está en el gobierno comprometido, mediante el pacto con los empresarios, a controlar el gasto público, a reducir su nómina y a un mínimo de ahorro como forma de contener el proceso devaluatorio e inflacionario y mantener la estabildiad cambiaria de la última década.

A bailar tocan!

            Como un año preelectoral, el 2003 que comienza será de gran activismo político en la búsqueda temprana de definiciones para los comicios presidenciales de mayo del 2004. De hecho la lucha comenzó hace meses y varios precandidatos hasta mantienen promoción en la radio y la televisión.

            El registro de los últimos torneos electorales indica que los partidos de oposición escogen sus candidatos alrededor de un año antes de los comicios, mientras los de gobierno, especialmente si existe posibilidad de reelección, esperan al menos hasta el último semestre. Si el candidato no es el presidente de turno, la tendencia es a dilatar su emergencia como forma de prolongar el predominio del mandante. En las repostulaciones de Balaguer la formalización se daba alrededor de 3 meses antes de los comicios.

            Esta vez el primero que definirá su candidatura presidencial será el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), preocupado por proyectar una nueva opción, tras la desaparición de su eterno candidato el doctor Joaquín Balaguer.

            De las diez elecciones presidenciales en que ha participado desde su fundación en 1964, el PRSC llevó de candidato a Balaguer en 9. La única ocasión en que no pudo hacerlo fue por la prohibición de la reelección presidencial en 1994, como parte del pacto que suturó el último trauma electoral provocado por el legendario caudillo. Le tocó a Jacinto Peynado y Balaguer lo traicionó apoyando a Leonel Fernández.

            Los reformistas tienen ya definido un calendario de elecciones primarias. La primera fase arranca en enero cuando ocho aspirantes a la candidatura presidencial se lanzarán al más intenso activismo, pues por el método de encuesta serán preseleccionados cinco. Antes de mayo esperan estar celebrando votaciones primarias con participación de todos los militantes para escoger su candidato.

            Los precandidatos reformistas son Jacinto Peynado, Carlos Morales Troncoso, Federico Antún, José Hazim Frappier, Eduardo Estrella, Héctor Rodríguez Pimentel, Alexis Joaquín Castillo y Tito Hernández.

            El Partido de la Liberación Dominicana espera elegir su candidato a mediados del año, con una votación primaria de sus bases y hasta el momento sólo se proyectan dos candidatos, los Fernández, presidente y vicepresidente de la República en el período 1996-2000: Leonel Fernández Reyna y Jaime David Fernández Mirabal, quienes ya llevan varios meses en actividades proselitistas.

El PRD con retraso

            El Partidio Revolucionario Dominicano (PRD) es el que luce retrasado y probablemente no podrá escoger su candidato hasta bien entrada la segunda mitad del año. En primer lugar porque en su “tendencia” o grupo más influyente, el Proyecto Presidencial Hipólito (PPH) persisten núcleos poderosos que todavía acarician la idea de la reelección presidencial, lo que no se definiría absolutamente temprano del año.

            Otra razón de retraso es que el PRD tendría que realizar una doble convención y la primera sería para renovar sus cuadros dirigenciales, desde su Comité Ejecutivo Nacional hasta los comités de zona y de base, y los “frentes de masas”, como la juventud o los profesionales.

            Aún en la oposición, la generalidad de las veces el PRD ha celebrado sus convenciones para elegir candidatos presidenciales entre octubre y noviembre del año anterior a los comicios, aunque en el 2000 se adelantó unos 3 meses. Aunque fue el primer partido nacional en celebrar elecciones primarias para los comicios de 1982, antes y después siempre ha atravesado por serias dificultades.

            Por lo menos unos 6 dirigentes perredeístas se mantienen con expectativas de convertirse en candidato o candidata presidencial para el 2004: Ya en campaña se encuentran Enmanuel Esquea y Ramón Albulquerque. Milagros Ortiz Bosch, Hatuey de Camps y Rafael Suverbí son considerados como precandidatos aunque no lo han formalizado. Rafael Abinader sería el sexto.

            Además de que el presidente Hipólito Mejía ha sostenido en infindiad de declaraciones que no aceptará una repostulación, el desgaste que ha sufrido su gobierno y la propia imagen en la segunda mitad de este año, parecen haber sepultado el proyecto reeleccionista impulsado por el PPH.

            Eso lo han reconocido en público y privado hasta dirigentes de este grupo, pero hay quienes guardan la expectativa de una renovación con el año que comienza, cifrada en una superación de las dificultades económicas nacionales.

            En el caso remoto de que el presidente Mejía fuera convencido de renegar de la palabra empeñada, nadie duda que se impondría su candidatura, aunque generaría serios conflictos al interior de un PRD donde todavía quedan fuertes corrientes anticontinuistas.   Leonel, Jacinto y Milagros

            Se se descarta la repostulación de Hipólito Mejía, los que lucen con mayores posibilidades de convertirse en candiatos presidenciales de los tres partidos mayoritarios son Leonel Fernández, Jacinto Peynado y Milagros Ortiz Bosch, por lo que uno de ellos sería el príoximo presidente o la primera presidenta del país.

            Eso está documentado en las encuestas de preferencias políticas publicadas después que Mejía se convirtiera en presidente. Y en los tres casos sistemáticamente con amplias ventajas sobre sus competidores internos.

            Jacinto Peynado encabeza las preferencias para la candidatura reformista, dentro y fuera de su partido, en todas las encuestas en que no se ha considerado a Balaguer como opción. Y duplica a su más cercano contendiente que lo ha sido Carlos Morales Troncoso. Federico Antún, José Hazim y Eduardo Estrella tendrían que dar tremenda sorpresa para imponerse sobre los dos primeros.

            Leonel Fernández se enfrenta a un candidato de amplias simpatías incluso fuera del PLD, Jaime David Fernández, un abanderado de los principios en que se fundó ese partido. Pero la condición de expresidente parece pesar mucho en la tradición nacional, aparte del hecho de que aquel conserva un discurso que fascina a las clases medias, donde está el fuerte de la nueva militancia peledeísta que definirá la candidatura.

            Milagros Ortiz Bosch, Hatuey de Camps y Rafael Suberví , serían de acuerdo a las encuestas de los últimos dos años, los de mayores posibilidades de encabezar la boleta blanca para el 2004. Enmanuel Esquea ha crecido pero sobre todo en el exrerior del partido.

            Fuentes bien informadas indican que el presidente Mejía se inclinaría por su vicepresidenta, que incluso ya lo habría insinuado claramente, tanto a ella como a dirigentes del PPH. Suberví ha sido el de mejor relación con los pepeachistas, pero se le considera uno de los más vulnerables frente al electorado nacional.

            En cambio, Milagros Ortiz es estimada como la del discurso y prendas personales llamadas a compensar el desgaste sufrido por el PRD en el actual ejercicio del poder, especialmente en las clases medias y los forjadores de opinión pública.

El peso de la economía

            La confianza en el arbitraje electoral y la marcha de la economía nacional son las dos mayores interrogantes con que se inicia el año.

            La plena superación del conflicto por los jueces electorales es fundamental para comenzar el 2003 conteniendo las incertidumbres que han afectado la economía nacional en los últimos meses.

            Más aún por cuanto en los primeros meses tendrá que definirse sin la menor duda el levantamiento del padrón electoral para el voto de los dominicanos y dominicanas residentes en el exterior. Será imposible sin una JCE de consenso, y cualquier intento de imposición desde el poder sólo serviría para ampliar la desconfianza.

            Un conflicto de esa naturaleza remitiría a cuestionamientos sobre el futuro de los comicios, poniendo en peligro los avances institucionales y democráticos de los últimos años. Desde luego, sus repercusiones económicas serían muy negativas sobre si persiste un escenario internacional tan adverso como el del último año.

            El petróleo de West Texas, referencia para el país, llegó a Navidad a casi 32 dólares el barril, después de dos semanas de incremento de precios y el espectro de la guerra, que sería una ocupación de Irak, parece en renovación al concluir el año. De producirse no sólo llevaría el petróleo sobre 40 dólares, sino que también afectaría el turismo.

            En el orden interno quedará en manos del presidente Mejía el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica. Las líneas a seguir están contenidas en el Pacto por la Estabilidad y el Desarrollo Económico recién firmado por el gobierno con el Consejo Nacional de la Empresa Privada.

Eso lo reconocen, en constancia pública, hasta el secretario de finanzas José Lois Malkún, los asesores económicos del Ejecutivo, como José Luis Alemán, Félix Calvo y Carlos Despradel, y miembros de la Junta Monetaria como Eduardo García Michel.

Todo se resume en control del gasto público, con reducción de nóminas estatales, ahorro fiscal, estricto cumplimiento de la ley de presupuesto y la finalidad de los bonos soberanos y prioridades en la inversión.

               En todos los años que anteceden a comicios presidenciales existe la tendencia a aumentar el gasto para atender demandas y ganar votos. Pero las perspectivas de la economía parecen indicar que ese camino puede resultar en una encerrona, porque podría generar mayor desestabilidad, con niveles de devaluación e inflación que serían graves para la nación y desastrosos para el PRD y su gobierno.-