Por Juan Bolívar Díaz
A menos de un mes de la fecha fijada para la vigésimo sexta Convención Nacional Extraordinaria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) los trabajos organizativos están retrasados y hay quienes creen que ya es imposible efectuarla a comienzos de enero próximo.
Los trabajos se retrasaron fundamentalmente por las dificultades para lograr el financiamiento, estimado en principio en unos 40 millones de pesos, lo que derivó en un conflicto que llevó a la inhibición de la presidenta de la comisión organizadora, profesora Ivelisse Prats de Pérez.
Todavía no han podido elaborar el padrón de votantes y se cree que tendrán dificultades para obtener los padrones de los otros dos partidos mayoritarios que según el reglamento aprobado son básicos para determinar quiénes tendrán derecho a escoger el candidato presidencial del partido blanco.
La tregua navideña
Si alguna posibilidad hubiese para que los perredeístas pudieran terminar de ponerse de acuerdo para elegir su candidato presidencial en las cuatro semanas que distan para el 7 de enero, las festividades navideñas las terminarán de echar por tierra. Eso lo saben dirigentes nacionales, de los dos grupos en competencia y los miembros mismos de la comisión Organizadora, pero nadie se atreve a plantear el aplazamiento.
El sector que promueve la candidatura del ingeniero Miguel Vargas Maldonado ha sido desde el principio el más partidario de una elección temprana. Apoyado en el control de gran parte de la maquinaria política perredeísta quisieron en principio que la convención fuera en noviembre pasado. Todavía insisten en que es posible en enero, aunque algunos ya tienen sus reservas.
El grupo de la llamada Corriente Unitaria que enarbola la candidatura de la doctora Milagros Ortiz Bosch aceptó enero a regañadientes, pero era partidario de que fuera un poco más tarde. Estos están convencidos de que ya no hay tiempo para cumplir la meta del 7 de enero, pero no quieren aparecer solicitando otro aplazamiento.
Los retrasos comienzan en el reclutamiento y entrenamiento de las 9 mil personas que operarán los tres mil centros de votación a instalarse en todo el país, que primero deberán ser escogidas por consenso entre los dos sectores que se disputan la candidatura. Aunque miembros de la comisión organizadora afirman que en algunas regiones se ha avanzado considerablemente en las últimas semanas.
Hay atrasos también en la confección definitiva del padrón de votantes y en el establecimiento del centro de cómputos, que ya se decidió operará en el local perredeísta del Distrito Nacional. Se avanza en la impresión de la boleta y confección de las urnas.
El problema es que a partir del 15 de diciembre es difícil movilizar ni organizar nada en el país, donde hombres y mujeres parecen caer presas de las festividades navideñas, lo que dura por lo menos hasta el 2 de enero. Desde el principio se sabía que las fiestas navideñas serían un obstáculo, reconoce uno de los organizadores.
El cruce de padrones
El padrón de los miembros ha sido el problema fundamental en la organización de las convenciones eleccionarias del PRD. Para reducir los tradicionales alegatos de exclusiones, se consignó en el reglamento que se utilizaría el padrón nacional de la Junta Central Electoral, del cual serían sacados los militantes del Partido de la Liberación Dominicana y del Partido Reformista Social Cristiano.
Cuando posteriormente se cayó en cuenta de que muchos perredeístas podrían estar también inscritos en los otros dos partidos, debido a los cambios de simpatías, se decidió que sólo se excluirán a los peledeístas y reformistas que no aparezcan en el padrón del partido blanco.
El problema es que la dirección de ambos partidos tome la decisión de entregar su padrón de militantes al PRD, sin lo cual es imposible determinar quiénes tendrán derecho a elegir. Como tomaría muchos meses confeccionar un padrón definitivo, la decisión a prevalecer tendrá que ser el voto universal de electores, sean o no perredeístas.
Eso dejaría abiertas las puertas al alegado de que se incentivó a militantes de otros partidos a votar por una u otra candidatura. Las dos participantes creen que les beneficiaría el voto abierto, una porque al disponer de amplios recursos financieros podrían acarrear e incentivar a muchos indiferentes a ejercer el voto. La otra porque entienden que tiene mayores simpatías en sectores independientes que podrían ser animados a participar.
Pero aún en el caso de que obtengan los padrones de los otros partidos, que tampoco los tienen actualizados, el reglamento establece que los representantes de las candidaturas tienen derecho a verificar y reclamar, hasta lograr consenso, lo que también lleva tiempo.
Para fin de enero o marzo
El ingeniero Héctor Guzmán, dirigente perredeísta que se precia de no haber tomado partido en la competencia interna, tuvo el valor de plantear el jueves el aplazamiento de la convención eleccionaria, convencido de que no hay tiempo para organizarla debidamente para el 7 de enero. Sugirió el 26 de enero por ser día de Duarte, o el 6 de marzo, natalicio del desaparecido líder José Francisco Peña Gómez.
En un programa de televisión Guzmán pidió a la comisión organizadora que rinda un informe a la Comisión Política del partido para ver si están a tiempo para celebrar la convención en la fecha programada, sugiriendo que es preferible prevenir conflictos y no esperar que se produzcan.
Guzmán parte de la convicción de que el objetivo “es lograr que la mayor cantidad de perredeístas se motoricen, se emocionen y se entusiasmen para participar y que la población pueda ser impactada positivamente por ese proceso convencional, porque así se fortalece la candidatura presidencial”.
En todo caso para el perredeísmo será preferible jugar conservadoramente a exponerse a un conflicto post-convención que lo mantuviera en la curva resbaladiza en que viene decayendo desde los comicios del 2002. En la recién publicada encuesta Gallup para HOY las simpatías del PRD cayeron a su nivel más bajo desde la campaña de 1990, registrando apenas un 25.3 por ciento. El PLD conseguía el 46.3 y el PRSC el 12.6. En las dos últimas elecciones nacionales los candidatos perredeístas han obtenido entre el 33 y el 31 por ciento. Sólo en 1990, con el 23 por ciento, el perredeismo había quedado por debajo de esas proporciones.-
Problemas financieros
La comisión organizadora ha arrastrado desde el principio problemas de financiamiento, que se han aliviado pero persisten aún después que el presupuesto se redujo 40 a 30 millones de pesos. Tan solo para las operaciones del centro de cómputos se elaboró un presupuesto de gastos de 5 millones 980 mil pesos, que incluiría la contratación de una empresa privada para ejecutar el escrutinio, según establece el reglamento.
Los problemas de financiamiento se habrían aliviado esta semana cuando dirigentes del partido lograron un préstamo con garantía en el financiamiento estatal. La comisión organizadora estaba requiriendo 10 millones de pesos para avanzar, y el secretario general Orlando Jorge le entregó apenas 2 millones y medio de pesos.
La falta de recursos originó el conflicto más significativo del proceso, cuando
La candidatura de Milagros Ortiz vetó una donación de 5 millones de pesos que hizo la de Vargas Maldonado a la comisión organizadora. Incluso se cuestionó que la presidenta de la misma, Ivelisse Prats hubiese aceptado el financiamiento de una parte interesada sin previa discusión, llegándose al grado de pedir y lograr la inhibición de la histórica dirigente del perredeismo. La comisión opto por devolver el dinero.
No ha dejado de sorprender que el PRD carezca de fondos para organizar una votación para escoger candidato presidencial, ya que este año debió haber recibido alrededor de 250 millones de pesos del presupuesto nacional. Los años de elecciones se destina a los partidos el 0.5% de los ingresos ordinarios, lo que representaría 950 millones de pesos. Como a los partidos mayoritarios toca alrededor del 80 por ciento, unos 760 millones debió distribuirse entre los tres.
Las dificultades se atribuyen en parte e que la dirección del partido se embarcó en la compra de un edificio por unos 90 millones de pesos, en el cual ha invertido entre 10 y 20 millones de pesos adicionales, sin haber logrado terminarlo. La edificación está localizada en las cercanías de las avenidas Winston Churchill y Sarazota.