Casi 600 mil cambiados de mesas y recintos: No hay razón para temer por los próximos comicios ni para dudar de la JCE

Por Juan Bolívar Díaz

             Hasta el momentio no hay la menor razón para temer por el proceso organizativo de las elecciones congresionales y municipales del mes próximo ni para sospechar de un padrón electoral que ya en las presidenciales de hace dos años se demostró seguro, confiable y funcional.

            La Junta Central Electoral (JCE) está adelantada en el calendario de tareas para el éxito de los comicios y en su seno no hay en estos momentos ninguna sombra que genere legítimo temor por situaciones fuera de control ni mucho menos de la ética con que se ha manejado el organismo desde 1995 cuando la presidió el doctor César Estrella Sadhalá.

            A pesar de todos los factores en su favor, el tribunal electoral tendrá que hacer los máximos esfuerzos por informar a los casi 600 mil electores y electoras cambiados de mesas de votación o de recinto, a fin de evitar que los partidos que resulten menos favorecidos utilicen a los abstencionistas como pretexto para deslegitimar los comicios.

Calendario regresivo

            La JCE ha venido cumpliendo exitosamente el calendario regresivo que ella misma se había impuesto, con base en la experiencia acumulada, para el acopio de la complicada logística electoral.

            A la fecha tiene listo casi todos los materiales que demandaban impresión, seleccionados los más de 100 mil ciudadanos y ciudadanas que laborarán en los colegios y recintos electorales y los agentes policiales que mantendrán el órden.

            A mitad de esta semana sólo faltaba completar la impresión de las boletas de votación para disponer de todos los materiales que irán a cada colegio electoral. Se espera que el proceso de impresión quede completado en este fin de semana. Los funcionarios electorales se quejan de que los cambios en candidaturas, especialmente debido a renuncias, dilataron el proceso.

            Pero queda tiempo de sobra para completarlo, debido a que el calendario prevé que el límite para que los presidentes y secretarios de cada colegio retiren los materiales operativos es el 14 de mayo, es decir dentro de tres semanas. Al ritmo actual de los trabajos esos materiales -que incluyen urnas, boletas, padrón electoral, tinta indeleble y marcadores- estarán en cada junta electoral municipal con una semana de antelación a los comicios.

            La selección y entrenamiento del personal que operará los colegios de votación y centros de orientación de los recincos es de los asuntos más complicados de los procesos organizativos de las elecciones. Hace una semana yya se había dado entrenamiento a más del 70 por ciento. En muchas juntas municipales ya se había completado la selección del personal, para lo cual tienen como límite el miércoles 1 de mayo y para entrenarlos hasta el 14 del mismo mes.

            De hecho en la JCE hay un ambiente de distensión en relación a la logística, aunque con algunas preocupaciones por el incremento de los cuestionamientos de los partidos políticos sobre la campaña de motivación y en los últimos días en torno a los electores y electoras cambiados de mesas o de recinto.

Alharaca partidista

            Se se revisan los archivos de las elecciones anteriores se podrá comprobar que en este proceso es que menos denuncias e incertidumbres se han publicado. La efectiva contundencia con que operó el padrón electoral en el año 2000, después que algunos voceros se pasaron el tiempo denunciando que 700 y hasta 800 mil electores no iban a poder votar, parece haber desalentado las denuncias.

            Hasta hace diez días la queja sistemática era que la campaña de instrucción no era suficientemente explícita ni amplia para que la ciudadanía captara el cambio que registra la boleta en esta ocasión, que es tan sólo en cuanto al derecho a escoger el diputado preferido. Por demás, el ejercicio del voto será igual que en los comicios de 1998, aunque esta vez tiene como agregado facilitador el que incluirá la foto de los candidatos, excepto los regidores. Los votos nulos en 1998 apenas llegaron al 2 por ciento de los sufragantes.

            Pero en los últimos días se ampliaron las denuncias con el asunto de que miles de jóvenes quedarían fuera del padrón. Se llegó a decir que 14 mil, aunque la JCE documentó que sólo eran 3 mil 48 y oportunamente le dio solución en transparentes consultas con los partidos.

            Una fuente del organismo rector de elecciones explicó que esos más de tres mil nuevos electores quedaron fuera de la base de datos porque cambiaron su cédula anaranjada (que se expide a los 16 años) por la amarilla que es la definitiva y se entrega a los 18 años para autorizar el derecho al voto, justo en el momento en que se cambiaba el sistema de registro al final del año 2000. El operativo de verificación efectuado en marzo permitió registrar el problema y se ubicó a la totalidad de los afectados.

            Para finales de abril del 2000, la JCE estaba agobiada por las denuncias de los partidos, especialmente el de gobierno, que nunca ocultó su animadversión contra ella por haber sido fruto de la mayoría perredeísta en el Senado, entonces en la oposición. Se expresaban dudas sobre su imparcialidad, sobre el padrón electoral entonces recién concluído, y sobre si funcionaría el sistema de transmisión de datos para el cómputo.

            Todos los vaticinios catastrofistas quedaron hechos trizas desde que se abrieron las urnas el 16 de mayo y esos comicios culminaron en un gran éxito organizativo y participativo. En la madrugada del 16 de mayo ya se habían recibido la gran mayoría de los cómputos y se vislumbraba claramente el resultado.

            Al igual que en los comicios de 1998 y en las dos vueltas de 1996, no hubo impugnación ni siquiera en uno solo de los más de10 mil colegios electorales.

Los cambiados y mudados

            El último problema denunciado por los partidos es el referente a los electores y electoras que han sido cambiados de mesas y de recintos de votación, lo que ha ocurrido en los procesos electorales anteriores y seguirá ocurriendo en tanto siga creciendo la población nacional.

            El padrón electoral para estos comicios quedó cerrado con 4 millones 644 mil 791 electores y electoras. Como se adicionaron los 3048 nuevos que se habían “extraviado”, totaliza ahora 4 millones 647 mil 839, lo que implica 396 mil 621 nuevos electores con relación a los 4 millones 251 mil 218 registrados para las elecciones del 2000.

            A un promedio de 600 electores por mesa, eso implicaba la creación de 661 nuevas, que no cabían en recintos ya sobrecargados, en algunos de los cuales se daba un verdadero hacinamiento. Otros quedaban en terceras y cuartas plantas, incómodas para las personas mayores, y como estas elecciones “iban suave”, la JCE quiso aprovechar para resolver el problema de los hacinamientos trasladando mesas a nuevas edificaciones, especialmente escuelas.

            Las denuncias se han concentrado en 446 mil ciudadanos y ciudadanas cuyos colegios electorales fueron cambiados de recintos. En realidad fueron más de 527 mil y el problema mayor son la diferencia, 82 mil, que no tienen una dirección ubicable para entregarles una carta personal informativa, como se está haciendo con el grueso.

            El total de mesas cambiados asciende a mil 100, reubicadas en 440 nuevos locales. Como ejemplo se indica el caso de la Escuela Domingo Savio de Capotillo, DN, que tenía 48 mesas electorales, de las que 13 fueron trasladadas al Centro Educativo Sagrario, al Club Héctor J. Díaz y al Club Los Compadres, en el mismo sector.

            De la escuela primaria rural Otilia Peláez, de Sabana Perdida, fueron trasladadas 29 de las 50 mesas electorales que había. Las ubicaron en la escuela Enmma Balaguer, al frente.

            Por otro lado hay otros 64 mil electores cambiados de mesas, porque las suyas pasaron del límite de 600 con los nuevos inscritos. Se trata de “mesas hijas”, ubicadas en los mismos locales que las “madres”, con el mismo número y una letra adicionada para facilitar su ubicación.

            Tanto los traslados a “mesas hijas” como a nuevos recintos se han producido en todas las elecciones anteriores, sin que implicaran mayores problemas para los electores al votar. En el 2000 los cambios en el mismo recinto, es decir a mesas nuevas, fueron más de 388 mil. A nuevos recintos o locales fueron menos, 150 mil.

Previsiones adicionales

               El director general de Elecciones, Ingeniero Gilberto Cruz Herasme, explicó que la primera previsión para restar efectos negativos a los traslados fue que se hicieron a locales del vecindario, casi nunca más allá de dos o tres cuadras.

               Ahora como antes la JCE ha apelado a contratar correos privados para enviar comunicaciones a los movilizados. Pero también se les llama por teléfono y se han publicado los cambios en suplementos especiales en la mayoría de los diarios. La ciudadnía tiene también a su disposición un servicio telefónico para ubicar su colegio y el padrón está en el Internet, al cual decenas de miles de personas e instituciones tienen acceso.

Además de que los partidos políticos disponen de copias en papel del padrón, y sus delegados y activistas ayudan a ubicar a las personas movilizadas. En adición la JCE ha previsto un centro de información en cada recinto de votación. Y lo más efectivo, en todas las mesas tendrán un listado con los electores movilizados de ella y su nueva ubicación.

Para complementar las previsiones, la JCE ha dispuesto que en cada recinto se instalen vallas gigantes anunciando la nueva ubicaicón de las mesas o colegios trasladados.

En puridad de análisis a la luz de los antecedentes, ninguna de las dos ocurrencias, cambios de mesas o de recinto, está llamada a crear mayores dificultades a los electores. En muchos casos resolverán problemas de congestión. Pero el asunto estará pesando como espada de damocles sobre el pecho de los jueces electorales. De ahí que estén disponiendo todos los esfuerzos para neutralizarlas.

La coyuntura actual tiene una complicación, y es el poco entusiasmo de la ciudadanía que hace temer por un aumento dramático de los abstencionistas que en los comicios similares de hace 4 años llegaron al 49 por ciento. También crece el temor de que quienes no resulten muy beneficiarios del voto, argumenten que los suyos estaban entre los que “resultaron impedidos de sufragar” por haber sido movilizados.

Por esa y otras razones, las advertencias de las tendencias abstencionistas no sobran. Y las reconocen hasta los más entusiastas dirigentes y activistas políticos.-