Acuerdo Leonel-PRSC: un pre pacto electoral

Por Juan Bolívar Díaz
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El documento firmado el miércoles entre el presidente Leonel Fernández y el ingeniero Federico Antún Batlle, presidente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) no pacta nada en concreto y podría constituir un “tente en pies” para una casi segura alianza electoral de cara a los comicios legislativos y municipales del próximo año.

Se da por hecho que los reformistas no podrán afrontar por sí solos unas elecciones generales, aún si lograran reunificarse en torno al liderazgo del ingeniero Carlos Morales Troncoso, secretario de Relaciones Exteriores, lo que ha tomado fuerza en las últimas semanas.

Otro pacto acelerado

El pacto formalizado el miércoles entre el presidente Fernández y Quique Antún, este en representación del PRSC, fue tan acelerado como el suscrito por el mandatario con el precandidato presidencial perredeísta Miguel Vargas Maldonado el pasado 14 de mayo, que lo mismo se anunció sorpresivamente.

Pero a diferencia del primero, el pacto de esta semana en realidad no aterriza en nada concreto, aunque implica un compromiso de los reformistas de viabilizar el proyecto de Constitución del presidente de la República, que desde hace tres semanas cuenta con el visto bueno de la mayoría de los legisladores perredeístas adscritos al grupo partidario que encabeza Vargas Maldonado.

Un primer párrafo mal hilvanado del acuerdo, que no tiene título, anuncia la decisión del PRSC de  “prestar su apoyo parlamentario” al proyecto constitucional, con el “compromiso de continuar, hasta culminar con el éxito que satisfaga a las grandes mayorías nacionales, el proceso que cursa actualmente en la Asamblea Nacional”.

El quinto y último párrafo del documento indica que “sendas comisiones de juristas y legisladores, en representación del presidente Leonelo Fernández y del Partido Reformista Social Cristiano, trabajarán en las fórmulas que estimen convenientes para la adopción de una Constitución que recoja las líneas sustanciales expresadas en la Consulta Popular y en los acuerdos con otras fuerzas políticas”.

Esa formulación no aporta nada concreto al proceso de aprobación de la nueva Constitución. Tampoco contiene algún logro específico que puedan reivindicar los reformistas, como hicieron los vargas-maldonadistas que suscribieron siete acuerdos incluyendo la prohibición de la reelección presidencial inmediata que durante décadas fue esencia programática del perredeísmo, hasta su reforma constitucional del 2002.

Un tente en pies

La impresión generalizada es que el acto realizado en un hotel capitalino con la presencia de los presidentes de las dos cámaras legislativas, altos funcionarios del gobierno y dirigentes de los dos partidos involucrados no tuvo justificación que no fuera satisfacer a los reformistas, a quienes el líder del PLD dejó mal parados cuando tras dos reuniones bilaterales en una semana, prefirió pactar con Vargas Maldonado.

Lo peor fue que el sorpresivo giro de Fernández del 14 de mayo se produjo mientras los reformistas daban cuenta de un inminente pacto electoral, señalando cargos legislativos y municipales específicos a los que serían postulados. Para la opinión pública los colorados fueron dejados “como perico en la estaca” a causa de que “exigían demasiado” para pactar con el primer mandatario.

Esta vez los reformistas han negado que el pacto tenga naturaleza electoral o que entrañe posiciones gubernamentales, aunque una fuente citada por el reportero Arístides Reyes, en El Nacional, precisó que implica una alianza electoral en la que se les respaldaría en 8 senadurías, 40 diputaciones y 25 sindicaturas. La crónica de Reyes especificaba que las senadurías serían las seis ganadas por el Partido Revolucionario Dominicano y dos de las  cuatro que correspondieron al partido colorado.

Casi nadie duda que reformistas y peledeístas  terminen   pactando por lo menos para los comicios del próximo año, sobre todo en la medida en que tome cuerpo la reunificación con las decenas de dirigentes y cientos de cuadros que se convirtieron en aliados del PLD en los dos anteriores procesos electorales.

Además de ser “una carta de intención de alianza”, el acuerdo suscrito por Fernández y Antún tendría el objetivo de detener el reciente flujo de dirigentes y legisladores reformistas hacia el PRD, montados sobre el auge de Vargas Maldonado, incrementado precisamente por su pacto con el presidente de la nación. Al día siguiente del acuerdo Leonel-PRSC fue juramentado en el partido blanco el beisbolista Raúl Mondesí, quinto diputado colorado, además del senador de Higüey que toma esa ruta, esperándose que lo haga también el senador por Barahona, quien ya renunció al reformismo.

Zoom

Leonel sigue acumulando

Independientemente de que pactara con Vargas  la no reelección, el presidente Leonel Fernández parece empeñado en demostrar que es el líder del PLD, firmando un  acuerdo con proyección para los comicios del año próximo que el periódico Listín Diario tituló en primera página que formaría parte de su estrategia para su repostulación en el 2016.

De nuevo contó con la presencia de los presidentes de las dos cámaras y dirigentes de su partido, pero Fernández insistió en firmar como presidente de la República, y no como dirigente del PLD, ratificando el carácter personal del proyecto de nueva Constitución. A diferencia de Vargas Maldonado, quien firmó como candidato presidencial del PRD en el 2008, Quique Antún lo hizo como presidente del PRSC, razón adicional para que Fernández lo hiciera por el PLD, lo que le hubiese conferido un carácter más institucional.

Con el pacto y la reivindicación de los reformistas, el presidente Fernández buscaría también acelerar el proceso de aprobación de su Constitución, que no llega todavía a la tercera parte, dos meses y medio después de su inicio el 24 de marzo pasado. De mantenerse ese ritmo podría llegar a los últimos meses del año. El jueves falló el quórum de la Asamblea Nacional por segunda vez en el proceso.

Entre analistas políticos no se descarta que el pacto Leonel-PRSC contenga cláusulas no escritas que supongan una mayor actitud para agilizar la aprobación de la mayor parte de los 254 artículos de lo que sería la Constitución más extensa en la historia de la nación.

Morales es el hombre

Esta semana tuvo efecto un desayuno en la residencia de la vicesíndica del Distrito Nacional Alexandra Izquierdo, al que asistieron los cinco que se habían inscrito como candidatos a presidir el PRSC en la convención eleccionaria aplazada por segunda vez, ahora para el 28 de junio, tras nueve meses de intentos. Además de la anfitriona, los candidatos presentes fueron Amable Aristy Castro, Ito Bisonó, Héctor Rodríguez Pimentel y Modesto Guzmán, estos dos últimos funcionarios del gobierno.

Se ha dicho que allí predominó la decisión de respaldar al ingeniero Carlos Morales Troncoso para que asuma por consenso la presidencia del PRSC, lo que garantizaría la celebración de la convención en la nueva fecha programada. Al día siguiente Amable Aristy anunció el retiro de su candidatura endosando su apoyo al ex vicepresidente de la República en los dos períodos presidenciales de Balaguer entre 1986 y 1994.

El otro reformista no vinculado al gobierno que inscribió su candidatura a la presidencia del partido colorado es el diputado Ito Bisonó, quien ya hace un mes había anunciado su disposición a respaldar a Morales Troncoso si éste se decide a buscar la presidencia de su organización política.

Después de Balaguer, Morales Troncoso ha sido, junto al desaparecido Jacinto Peynado, de los más proyectados para liderar el partido colorado. Se alió al PLD junto a una parte de sus seguidores en los comicios del 2004 que retornaron al poder al presidente Fernández. Desde entonces ha ejercido como canciller, puesto que también desempeñó siendo vicepresidente de la República.

El estar aliado al PLD facilita a Morales encabezar la reunificación de los reformistas, incluyendo a los cuatro o cinco núcleos que pactaron con el partido gobernante a partir del 2004. Con esa alianza buscarían mantener vigente el partido, que participando solo se expondría a una pírrica representación legislativa y municipal en los comicios de mayo próximo. También procurarían superar la barrera del cinco por ciento del sufragio, lo que le permitiría volver a recibir una proporción similar a la de los dos partidos mayoritarios del financiamiento estatal a las organizaciones partidarias.

Obviamente que recostado del partido de gobierno es casi imposible que el PRSC recupere fuerzas como para volver a ser una opción real de poder, y más bien podría terminar siendo absorbido por aquel, que ocupa cada vez más  la representación política conservadora de la sociedad dominicana.